25 enero 2013

/ VR53 / Steve Buscemi

El secundario es una figura clave en las películas a veces más importante que los actores principales, el director o el guionista. Ellos mantienen a flote la película cuando esta parece hundirse y pueden salvar cualquier desastre inimaginable. Además los, a veces mal llamados, secundarios suelen ganarse las simpatías del público por encima de una estrella que se dedique a chupar planos como un loco. Sin duda uno de los actores más queridos y respetados es el neoyorquino Steve Buscemi. De físico y rostro peculiar el actor se ha colado en más de un centenar de películas mostrando una versatilidad espectacular y convirtiéndose en un robaescenas nato. Actor fetiche de los Coen o Tom DiCillo, compañero inseparable de Adam Sandler, director (Trees Lounge, Animal Factory...), estrella catódica (Boardwalk Empire, Los Soprano...) y sin duda uno de los mejores actores que hay en el actual cine norteamericano. Por ello el programa 53 de Vivir Rodando está dedicado al actor Steve Buscemi con la presencia de Esperanza Gómez (@_culdesac) y José Carlos Lledó (@VivesLledo).

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/ VR53 / Steve Buscemi

06 enero 2013

Retrato quirúrgico de una caza


La noche más oscura
(Kathryn Bigelow 2012)

Osama Bin Laden ha sido una especie de totem para Estados Unidos. Tras los espantosos atentados del 11 de septiembre de 2001 el pueblo y mandatarios norteamericanos fijaron su odio en la figura del terrorista de Arabia Saudi. Hubo poca calma para analizar unos hechos de tan terrible magnitud y Estados Unidos decidió que la culpa de sus males estaban en una sola persona. Una persona de la que la mayoría no había oído hablar en su vida. Y comenzaron a surgir reportajes y perfiles que hicieron de Bin Laden un especie de (terrible) marca conocida en el mundo entero. La noche más oscura retrata la caza de Bin Laden por parte de los Estados Unidos casi desde la fecha de los mismos atentados del 11-S. Por suerte el proyecto está en las manos adecuadas las de la directora Kathryn Bigelow. La principal razón es que su última y oscarizada película, En tierra hostil, es una especie de hermana de esta. Allí bajo el pretexto de la guerra de la Irak Bigelow retrataba unos personajes vacíos que no entendían de ideologías y políticas sino que cuya máxima religión era la adicción al riesgo y a la muerte. Con La noche más oscura vuelve a un escenario más complejo multiplicando por diez sus efectos dada la magnitud del proyecto.

Desasosegante y voluntariamente fría la película de Kathryn Bigelow es un documento tan contundente que difícilmente se le va a uno de la cabeza 

La noche más oscura retrata la obsesión por encima de cualquier cosa de un personaje (Jessica Chastain) por capturar a Osama Bin Laden. Chastain es un motor silente del cual no sabemos las razones de esa obsesión ya que jamás las explica o da una pista sobre ello. Patriotismo, deber o venganza pueden ser opciones para entender como alguien pierde una supuesta  humanidad para lograr un objetivo. Opciones que nunca sabremos porque Jessica Chastain como todos los personajes de La noche más oscura son unos autómatas que cumplen “con su trabajo”. Y ahí es donde el trabajo de Kathryn Bigelow cobra todo el sentido. La directora deshumaniza completamente La noche más oscura para lograr una obra desasogante y terrible donde términos como bien, mal o heroísmo se entremezclan creando una forma espesa. No tiene que venir La noche más oscura para que sepamos que aparatos de Estados Unidos (y otros países) torturan y asesinan personas. Pero sí para mostrarlo de una manera tan fría que para cualquier persona con un mínimo de humanidad tenga escalofríos al verla. No es La noche más oscura una película critica a las torturas y a los métodos ilegales de los estados. Ni tampoco es un ensanlazamiento. Bigelow va más allá de, por ejemplo, un reporterismo de guerra al uso siendo curdamente ambigua y dejando que sea el propio espectador recoja los pedazos de la historia para unirlos.

Retrato quirúrgico de una caza La noche más oscura no aspira a hacer amigos ya que pasados los días su visión sigue golpeando en la cabeza. A partir de verla uno puede empezar cientos de debates sobre derechos humanos, terrorismo, violencia, historia... pero siempre con una sensación de sacudida.  Porque aunque La noche más oscura impacta en su violencia exterior (las torturas, el asalto final...) es la violencia interior la que uno no se saca la cabeza. Esos personajes ambiguos, deshumanizados y vacíos a los que acompañamos durante casi dos horas y media en su supuesta defensa del bien son a los que no podemos olvidar. Como uno no podrá olvidar la mirada de Jessica Chastain al final de La noche más oscura que resume en un momento toda la película de Kathryn Bigelow.  
 
OPINIONES


•  Mucho más que la muerte de Bin Laden (Israel Arias / Europa Press)

 El halo de veracidad que envuelve toda la película es tal, que por momentos el espectador tiene la sensación de estar asistiendo a una recreación documental de los hechos. Los interrogatorios, las reuniones, los operativos... todo parece real. Tamaño logro es consecuencia directa de un arduo trabajo de preproducción. Del concienzudo acopio y análisis de información que se ha prolongado durante años


 • Gestionando el odio (José Arce / La Butaca)

Una joya tan ruda como su propio contenido, tan despiadada como la falta de consideración que los gestores del odio tienen con nosotros. La noche más oscura no acaba nunca


•  A la caza de Bin Laden (Lluís Bonet Mojica / La Vanguardia)

Como suele ser habitual, La noche más oscura tiene un desorbitado y a veces innecesario metraje. Pero rastrea de manera minuciosa en los métodos de trabajo de la CIA, especialmente gracias al personaje recreado por la notable Jessica Chastain. Una investigadora de los servicios de inteligencia, cuya perspicacia y talento incrementarán de manera progresiva su importancia en una misión que se alargó durante diez años. Una vez más, Bigelow no deja indiferente al espectador.