23 enero 2009

Los Oscars y sus cosas



Ya pasada la emoción de la lectura de las nominaciones a los Oscars se puede hacer una lectura más fría y analítica . Este año pintaban muy bien los premios de la Academia. Al final, bien...pero podía haber sido mejor.

La Academia ha querido dar una imagen conservadora como diciendo: “Chicos, lo de No es país para viejos fue un accidente. Que no se repita”. Como ejemplo miremos los cinco directores nominados. Dos autores con nervio, modernos y geniales (Boyle y Fincher), dos artesanos fríos (Howard y Daldry) y otro autor (Van Sant) al que de vez cuando le gusta un buen fajo de billetes (como a todos). ¿Dónde están Christopher Nolan (lleva reclamando una nominación desde Memento) o Darren Aronofsky (una puesta que me gustaba mucho) ? Al final, la Academia ha tirado para atrás cualquier tipo de “riesgo” metiendo a Howard y especialmente, Daldry, con quien nadie contaba. La (decepcionante) ausencia de Wall.E y El caballero oscuro sólo han hecho remarcar el mensaje.

Penélope Cruz nominada. Y merecidamente, por supuesto. Aunque les fastidié a los herederos de Aquí hay tomate. Ella, junto a Rebecca Hall, es la única que insufla vida y garra a una película a la que le falta espíritu. Por cierto, es incomprensible que a los premios hayan ignorado por completo a Rebecca Hall. Aunque me da la impresión que tendrá más oportunidades. Y aunque la desaparición de Kate Winslet en la categoría abre las opciones de Oscar, sigo sin ver favorita a Cruz. En mi opinión la estupenda Amy Adams recogerá la estatuilla dorada.

Marisa Tomei, Roger Deakins, Danny Elfman, Laurent Cantet, Peter Morgan, Chris Menges… grandes nombres para estos Oscars. Y lo mejor de todo. Que el genio de David Fincher por fin ha visto recompensado su talento con una primera nominación. Ya habrá más tiempo de hablar de los premios con más profundidad cuando haga mi apuesta personal (antes vendrá la de los Goya). De todas formas tenéis más información en los excelentes blogs que hay si miráis en el blogroll cinéfilo. Porque los Oscars, aunque a veces nos fastidie, son los Oscars.

05 enero 2009

Joyas a reivindicar: La ciencia del sueño. El alma del creador



Cuando un director destaca por su potente visión artística o visual se suele caer en el tópico de acusarle de ser superficial o un “esteta”. Y generalmente lo que se hace es caer un error. Hay directores cuya forma de expresarse se basa en el poderío de sus imágenes y con ellas logran transmitir ideas o sentimientos, igual o mejor que cualquier guión. Eso es lo que hizo el gran Michel Gondry con esa pequeña gran maravilla llamada, La ciencia del sueño.

No se podía superar ¡Olvídate de mi!. Allí estaba todo el mundo visual de Gondry acompañado de un excepcional guión de su colega Charlie Kaufman. La película recibió todo tipo de merecidas ovaciones y ha quedado como un clásico contemporáneo. La única manera de no quedarse en el director de una sola película era no intentando superar ¡Olvídate de mi!. Por eso realizó La ciencia del sueño. En un principio la película no debería tener nada. Típica historia de un chico que se enamora de una chica que pasa de él. Y además en París. Nada nuevo bajo el sol. Pero es precisamente sencillez (se nota que no está Kaufman en la historia) la que hace que sea una película completamente personal e intransferible. Una historia que es un trozo del alma de Gondry.

Las piruetas visuales de La ciencia del sueño no buscan el espectáculo gratuito. En realidad parecen obras hechas por un joven adolescente creativa. Eso si un joven genio. Por eso muchas de ellas parecen hechas con plastilina o a mano. Representan el espíritu extraño, creativo y loco del personaje que hace Gael Garcia Bernal que no sabe distinguir entre la realidad y los sueños. Un personaje que represente al propio Gondry que ha tenido que hacer cine para poder diferenciar esos dos mundos. Porque La ciencia del sueño es pura emoción y alma. La emoción del amor que siente Bernal por Charlotte Gainsbourg, la de la creación artística y la de los sueños, que generalmente son más satisfactorios que la realidad.

Bajo su apariencia de película menor La ciencia del sueño contiene pura emoción y creatividad. Sabe emocionar sin decir nada. Simplemente enseñando de que están hechos los sueños. Además la película tiene otra lectura. Si tu vecina es alguien tan fascinante como es Charlotte Gainsbourg te toca perder la cabeza por ella. Si no, es que a lo mejor no tienes alma.