25 febrero 2009

Carne y corazón

- El luchador - (Darren Aronofsky, 2008)



Todavía recuerdo cuando vi bastante joven Manhattan Sur. En esos tiempos apenas se hablaba de Mickey Rourke y cuando lo hacían era para servir de mofa. Después de verla interpretar a ese policía siempre al límite Rourke me pareció uno de los mejores actores del mundo. Por eso, antes de que Darren Aronofsky le diera el papel bombón de El luchador me dediqué a ejercer de defensor de Mickey Rourke. Por eso mi alegría fue máxima cuando he podido disfrutar de Rourke en todo su esplendor.

Empecemos por lo obvio. El luchador es una película previsible. Es más podríamos decir que es tópica. Típica historia de perdedores, de redención, de caída, resurrección y, otra vez, caída. Pero esa previsibilidad no lo quita ni un solo mérito a El luchador. Porque es honesta y cada plano rezuma verdad. De esa que duele y de la que no te puedes apartar. Esa realidad nos llega gracias al trabajo de tres personas. Mickey Rourke, físico y alma al servicio de un personaje que, como él dice, “ya no le importa a nadie”. Marisa Tomei, una persona que en un solo centímetro de su piel tiene más erotismo y belleza del que nunca podrá tener una Megan Fox cualquiera. Tomei hace lo que hace siempre, llenar la pantalla de manera descomunal con los pocos planos que tiene. Pero hay una tercera pata de la que apenas se ha hablado. El prodigioso trabajo de Darren Aronosfsky. Sabiendo que tiene una historia no muy original opta por adoptar una dirección cercana y real. La cámara acompaña a los personajes cuando sufren, les golpean (soberbia dirección en las peleas), lloran y, cuando a veces (pocas), triunfan. El éxito de El luchador es tanto de Rourke como de la inteligente dirección de Aronosfsky. El norteamericano es uno de los mejores directores del cine norteamericano actual, tanto cuando saca su parte intelectual (pajas mentales para algunos) como esa parte cercana y dura que ha demostrado con El luchador.

El luchador es una película pequeña y honesta que pasa como un suspiro. Nunca paso tan rápido la caída de un héroe.
 
. El exorcismo de Mickey Rourke (David Cacho, Grupo Salvaje)
 
. Épica de la derrota (Jordi Costa, El País)

. Rourke gana por puntos (Sergi Sánchez, Canal TCM)

24 febrero 2009

Penélope Cruz, el odio injustificado

Josep Ramoneda dijo ayer en Hora 25: “Vicky Cristina Barcelona es una película sosa hasta que aparece la figura de Penélope Cruz y con su fuerza la levanta. Un papel que vale un Oscar”. No hay que repetir lo de acuerdo que estoy con esas palabras. Durante parte de la película de Allen vemos una postal más o menos sosa amenizadas con las maravillosas apariciones de Rebecca Hall. Hasta que llega Penélope. Como un huracán mediterráneo aporta furia, pasión, sexo, erotismo, coglioni... Y entonces Vicky Cristina Barcelona tiene todo el sentido que debería tener.
 
El Oscar de Penélope Cruz ha sentado como un tiro a mucha gente. La mayoría no han visto la película, otros que sin verla odian a la actriz madrileña y unos cuantos a los que objetivamente no le ha llegado su María Elena. La pregunta es, ¿por qué despierta tantísimos recelos Penélope Cruz? Veamos algunas razones:

. Penélope triunfa fuera de España. Eso da rabia. Es muy, muy español (y creo que una enfermedad mundial) Fastidia que una persona consiga reconocimientos y, en resumen, tenga éxito. Rafa Nadal es una de las poquísimos personajes que triunfa a nivel mundial y no es criticado... aunque dejemos unos cuantos años.
 
. Penélope Cruz es mala actriz. En mi humilde opinión de...no. Repasaré algunas de sus actuaciones (dejándome muchas en el tintero):
 
INTERPRETACIONES EXTRAORDINARIAS
Volver / La niña de tus ojos / Vicky Cristina Barcelona
INTERPRETACIONES BUENAS
Todo es mentira / Belle Epoque / Jamón, jamón / Carne Trémula / Todo sobre mi madre
INTERPRETACIONES NI FU NI FA
Blow / Volavérunt
INTERPRETACIONES HORROROSAS
Gothika (y porque la película de Kassovitz era un desastre en si misma)
 
En resumen, Cruz es una excelente actriz especialmente cuando tiene un papel con algo de chicha al que hincarle el diente. ¿Es la mejor actriz española? No, claro. Carmen Maura o Blanca Portillo son mejores pero eso no la descarta del grupo de excelentes actrices.

. Le dan el Oscar y hay mejores actrices en España. El Oscar premia interpretaciones no carreras.

. Penélope Cruz es una ególatra y altiva insoportable. El argumento que más utilizan los intelectuales de los programas rosa. Yo no he comido con Penélope Cruz ni creo que lo haga. A lo mejor prefiero leerme una entrevista de Cate Blanchett o Kate Winslet que de Penélope Cruz. Eso tampoco la descarta como excelente actriz. Que sea imbécil, simpática o una psicópata. Penélope Cruz no juega en la selección español (como algunos creen) y no nos representa. España no ha ganado el Oscar, lo ha ganado una señora llamada Penélope Cruz. Que sea como le de la real gana.
Penélope, ¿qué has hecho al mundo para que algunos te odien?

22 febrero 2009

Los festivales de cine y su superviviencia


Hace unas semanas el imprescindible y querido CAMON organizó una interesante charla cuyo tema eran los festivales de cine. Olvidaros de Cannes o San Sebastián, nuestros amigos de la CAM se centraron en festivales pequeños e independientes como son L'Alternativa y Documenta Madrid. Para ello se invitó a la mesa redonda a sus dos directores, Antonio Delgado Liz (Documenta Madrid) y Margarita Maguregui (L'Alternativa)

Preocupación e ilusión. Esos parecen los dos estados animos con lo que deben vivir los que trabajan en festivales en nuestro país. Según Magueregui en este tipo de festivales "se ve todo lo que se margina en los medios de comunicación". Esta circunstancia hace que los aficionados al cine puedan disfrutar de un cine distinto en estos festivales pero también provoca que se los margine en los medios. Y sin esa publicidad, ¿cómo pueden subsistir los festivales? Situación harto complicada.

Otra situación curiosa es la proliferación de festivales en nuestro país. "Hay un problema con la proliferación de festivales en nuestro país", comenta Delgado. ¿Temas? Para dar y tomar... Gay, histórico, deportivo, documental... Que haya tantos festivales hace que las ayudas disminuyan. Porque muchos de estos festivales necesitan el dinero público y los recortes están causando mella en muchos.

Pero la realidad es aplastante. Cada vez hay más y más festivales de cine. La gente los demanda y necesita. Pero para su subsistencia se necesita la ayuda de mucha gente y,en especial, de los medios de comunicación.

10 febrero 2009

Series de cine: The Office. El (hilarante) infierno del esclavismo moderno

 
Jim Halpert, el personaje que borda John Krasinski en The Office, tiene una de las frases más demoledoras que yo he oído en la ficción televisiva. “Si ascendiera en este trabajo se convertiría en mi profesión. Y si esto fuera mi profesión me tiraría a la vía del tren”. En dos frases Halpert resumía el espíritu de lo que intenta transmitir The Office. Conseguimos un trabajo (si hay suerte) y trabajamos en el una media (más o menos) de siete u ocho horas diarias. Dormimos una siete horas. Y nos quedan unas pocas para desarrollarnos como personas. Cuando somos mayores y no tenemos facultades físicas adecuadas somos libres jubilándonos...siempre y cuando tengamos una pensión decente (cosa que no va a pasar). Y para rematar el noventa por ciento de la gente que trabaja lo hace en cosas que odia. Aún así si no conseguimos un trabajo no comemos, ni tenemos casa (ni teniéndolo se consigue) y, o nos dedicamos a ser vagabundos o morimos. Ese el juego y hay que jugarlo quieras o no. Y ese esclavismo moderno lo refleja como nadie una de las series más divertidas e inteligentes de la historia de la televisión.
 
The Office refleja la vida diaria en una oficina de Estados Unidos. Una oficina tan pequeña que consigue reflejar el ambiente irrespirable e incómodo que se vive allí. La vida de una serie de trabajadores condenados (si hay suerte) a estar allí ocupándose de algo que odian con unos compañeros que jamás serian sus amigos en la vida diaria. Tenemos a los personajes de Jim Halpert (John Krasinski) y Pam Beesly (Jenna Fischer) con los que empatizaremos enseguida. Los dos únicos “normales” de la oficina que ante el horror de un trabajo gris y odioso sólo pueden sobrevivir utilizando la ironía, el surrealismo y el sentido del humor. Pero ante ese humor está el personaje “robaescenas” de Dwight Schrute (genial Rainn Wilson) . Trepa, ambicioso e hijo de puta para el cual su trabajo lo es todo. Con Schrute le veremos las orejas al lobo ya que representa lo peor de los compañeros de trabajo que todos hemos tenido. La diferencia es que con Dwight nos reímos. Y luego está como diría Lars Von Trier, el “jefe de todo esto”, Michael Scott
 
El personaje de Michael Scott (cualquier palabra de elogio seria insuficiente para el inconmensurable Steve Carrell) representa la versión real y humanista que ya cogían otros personajes míticos como George Costanza (Seinfeld) o Homer Simpson (Los Simpson). Scott representa como nadie la media de los jefes que todos hemos sufrido y sufriremos. Es idiota (mucho), cobarde, irresponsable y tiene una tendencia a hacer comentarios ofensivos, racistas o machistas. Pero lo peor no es eso. Scott cree que es la panacea de los jefes e intenta, como se suele decir, ser un “jefe enrollado”. Lo cual es un desastre y hace que sus empleados le odien todavía más. Cualquier escena de Carrell en The Office merece estar en cualquier antología de cómo crear un personaje cómico.
 
Después de tal panorama, ¿es realmente The Office divertida? Mucho, no sabéis cuanto. No es The Office una sitcom ni fácil ni al uso. Su estilo documental con la cámara al hombro (muchas los personajes nos miran directamente a nosotros) pide una atención máxima para seguir la serie. No hay risas enlatadas ni gags al uso. Su humor viene de la realidad. Una realidad cruda y atroz de las cuales los trabajadores no pueden huir. Porque en The Office el surrealismo se convierte en realismo y viceversa. Y nosotros nos reímos (muchísimo) de ese sufrimiento que quizá vivamos o nos toque vivir. Jamás el infierno diario fue tan divertido.
 
PD. Antes de que me condenéis entono el mea culpa. The Office es una creación británica del gran Ricky Gervais (autor también de Extras) y que se emitió en la BBC. Yo sólo he disfrutado de la versión estadounidense ya que no he podido ver la serie inglesa. Es algo que tengo pendiente. Ahora espero vuestros comentarios sobre cual es mejor.

08 febrero 2009

Interpretaciones de cine: Jean Seberg (Al final de la escapada). ¡New York Herald Tribune, New York Herald Tribune!



Hay interpretaciones que van más allá de la calidad técnica o talento de una actriz. Simplemente es el hecho de estar en el momento idóneo en el sitio oportuno. Y además convertirte en la única persona que podía haber interpretado ese papel. Por una simple cuestión, la presencia. Saber apoderarse del personaje y hacerlo entrar en la historia del cine por la sencilla razón de que sólo esa persona podía interpretarlo. Hay muchos casos en la historia del cine pero pocos que calen tanto como Jean Seberg en Al final de la escapada.

Incluso los que odian a Jean-Luc Godard (a veces con cierta razón) no pueden dejar de decir que Al final de la escapada es una película imprescindible. Y no les falta razón. Aunque pueda descolocar en un principio esa película tiene algo moderno y enigmático que hace que sepamos que estamos viendo algo importante. Y en esa sensación es clave Jean Seberg. Aunque ha entrado en la historia Jean Paul Belmondo pasándose su dedo por los labios en mi opinión todo el misticismo de Al final de la escapada se lo lleva la capacidad de fascinación de Seberg.

Ella se queda con las imágenes para la historia del cine. Su mirada, su pelo corto, sus trajes, sus juegos en la cama con Belmondo, sus gafas de sol...no hace falta recitar Shakesperare para que una interpretación te cale en lo más hondo. No hay diálogos rimbombantes ni artificios, Seberg nos regala con su presencia momentos para la historia del cine. Es simplemente ella. Y sin ella no existiría Al final de la escapada ni todo su mítica.

Jean Seberg ,con una camiseta blanca que pone New York Herald Tribune, paseando por los Campos Elíseos y vendiendo el periódico norteamericano mientras grita: "¡New York Herald Tribune, New York Herald Tribune!". Uno de los grandes momentos de la historia del cine donde cualquier mortal se enamoraría de ella. Y con el que Jean Seberg entraría en la historia del cine.


* Video de d1sintegration

06 febrero 2009

El empleo del tiempo

- El curioso caso de Benjamin Button - (David Fincher, 2008)

Los elementos estaban ahí. El relato de F. Scott Fitzgerald, la pareja protagonista, la música de Alexandre Desplat... Un manjar para cualquier director con talento. La cuestión no era si David Fincher iba a hacer una buena o mala película. La pregunta a resolver era si el director iba a hacer SU PELÍCULA. Acostumbrado a asfixiarnos (física y moralmente) cómo iba a manejar un material (aparentemente) ajeno era una apasionante X que resolver. Y sólo hay que decir que El curioso caso de Benjamin Button es una película de David Fincher. Con todo lo que eso conlleva. 

Es verdad que El curioso caso de Benjamin Button habla sobre el paso del tiempo y la muerte. Pero habla más sobre qué hacemos con ese tiempo que tenemos. Y ahí está donde la narración de Fincher pone más énfasis. Que hacemos con nuestras vidas es algo que decidimos nosotros y sólo alguien que va del final al principio lo sabe. Y la asfixia fincheriana aparece en esos momentos. Porque el ahogo no lo provoca sólo el miedo o la incertidumbre sino el no poder hacer lo que uno quiere o perder a la persona que quiere. Fincher utiliza una especie de asfixia romántica. Frío quizá pero los que amamos ese frío tan especifico de Fincher sabemos que hay algo más tras el.

El romántico que Fincher lleva dentro lo demuestra en la maravillosa y sensual escena de Cate Blanchett bailando para Brad Pitt o la delicadeza con la que narra la relación entre Tilda Swinton y el propio Pitt. Fincher muestra su maestría en saber hacer “otras cosas” sin dejar de ser David Fincher. Vamos en ser un autor. Y ser David Fincher tiene un precio porque El curioso caso de Benjamin Button puede no ser perfecta. Como he dicho puede ser fría o la interpretación de Brad Pitt ser excesivamente hierática (especialmente respecto avanza la película). Pero esa emoción lírica, romántica y triste que hay tras muchos de los planos de que El curioso caso de Benjamín Button no tiene precio. Como dice la voz en off al final de la película cada uno de nosotros nace con una habilidad especial. La de David Fincher es la de rodar como los maestros. Y tras El curioso caso de Benjamin Button él está definitivamente en el Olimpo.

. Melancolía hecha cine (David Cacho, Grupo Salvaje)

. Gusto adquirido. De los que valen la pena (Rafa Martín, Las horas perdidas)

. Extraordinaria fabula sobre la vida (Jesús León, Blog de cine)

04 febrero 2009

Gigantes acomplejados

- El desafío. Frost contra Nixon - (Ron Howard, 2008)



“Piensa sólo en la audiencia”. Este es el argumento que utiliza David Frost para convencer al productor John Birt para embarcarse en el proyecto suicida que era entrevistar a Richard Nixon meses después del caso Watergate. Audiencia, televisión, periodismo, ética... Bajo la apariencia de un argumento sencillo y simple (una entrevista) se esconde toda una maraña de temas apasionantes en esta magnifica experiencia que es El desafío. Frost contra Nixon.

“El poder reduccionista del primer plano”. Esa es la sentencia que dice el personaje de James Reston para resumir la importancia de la entrevista que se le hizo a Nixon. Porque la película habla de periodismo pero especialmente habla de televisión. El periodismo televisivo siempre ha sufrido cierto desprestigio frente a sus hermanos de la prensa y la radio. La película coloca la televisión en su sitio. Porque Nixon no dijo con palabras, “ lo siento” o “fue culpa mía”. Lo dijo con la mirada. Y ese primer plano que supo sacar David Frost vale por todas las confesiones del mundo de todos los presidentes corruptos del planeta. El sensacional guión de Peter Morgan (lección de cómo adaptar una obra teatral al cine) nos habla del camino hacía obtener la verdad. No una frase o una confesión como quieren los personajes que interpretan (magistralmente) Michael Sheen, Sam Rockwell, Oliver Platt y Matthew Macfayden. Será una mirada que en este caso valdrá más de mil palabras. Pero para mí El desafío. Frost contra Nixon tiene el principal punto de interés en otra parte. Es su parte humanista.

Michael Sheen y Frank Langella (oscarizable hasta la médula) interpretan a David Frost y Richard Nixon. Es decir, a dos personajes carismáticos (Nixon a su manera) y poderosos...para el gran público. En realidad Frost y Nixon son dos personajes solitarios, tristes y completamente acomplejados. Dos personas que necesitan el aplauso y la aprobación de todos para constatar que no sobran en este mundo. Eso se refleja perfectamente en la mejor escena de la película, la conversación / monólogo que tienen Langella y Sheen. Frost y Nixon se necesitan, simplemente porque saben que sólo el otro puede comprender el sufrimiento de ser incomprendido y marginado. El periodismo (o los medios de comunicación) y la política no perdonan a los timoratos y acomplejados. Y eso se refleja en la película. Quizá Ron Howard se sienta como Frost y Nixon. Un director de éxito en la superficie pero acomplejado en el fondo por no sentir el respaldo y cariño de todos. Seguramente por eso su trabajo en El desafío. Frost contra Nixon haya sido tan sensacional. Porque era su oportunidad. Como la entrevista lo era para David Frost y Richard Nixon.

Una de las películas del año es El desafío. Frost contra Nixon. Y la ha dirigido Ron Howard. Con un par. Eso si Ron, no pienso ver Ángeles y demonios por muchos “desafíos” que hagas.

. ¡Que empiece el espectáculo! (Carlos Losilla, Cine365.com)

01 febrero 2009

Las hermosas noches de Wong Kar-Wai

- My blueberry nights - (Wong Kar-Wai, 2007)

La aventura norteamericana de Wong Kar-Wai ha sido maltratada desde que se presentó en el Festival de Cannes. Mal distribuida, estrenada de forma clandestina y esas fechas extrañas de final y principio de año. Por eso era lógico verla en un pequeño cine suicida que la ha recuperado en versión original (como debe ser) cuando ya todos la dábamos por muerta. Y la experiencia ha tenido sus frutos. Porque no sólo no me ha irritado la película de Kar Wai sino que My blueberry nights me ha parecido un maravilloso y hermoso cuento. 

Empecemos por lo obvio y negativo. A mí tampoco me chifla que el director asiático se dedique a narrar más de media historia en cámara lenta que, a veces, puede poner muy nervioso a uno. Pero aun asi es completamente perdonable. Porque la música, los colores, las miradas, los gestos....hacer de My blueberry nights una maravillosa experiencia para vivir en cine (no, no es lo mismo verla en DVD). En My blueberry nights veremos el Estados Unidos que todos amamos, el país hortera, el de las luces de neón, neoyorquino, con sus bares (y sus borrachos)... Un Estados Unidos, a la vez, real y de cuento con el que o nos dejamos llevar por la hermosura de sus imágenes (como pasaba en In the mood for love) o nos bajamos enseguida de ese viaje de aprendizaje que emprende una maravillosa Norah Jones.

Lo único negativo del film es algo que no se ve. Su escasa duración (96 minutos) hace que pensemos que estamos ante una película cortada a la que le faltan varias escenas. Queremos que Norah Jones viaje más, conozca más gente con el corazón roto y de tanto en tanto vuelva a visitar a su amigo/enamorado, Jude Law. Una película que contiene nombres como Darius Khondji, Ry Cooder, Rachel Weisz (su atractivo en esta película no tiene límites) o Natalie Portman sólo puede ser recomendable. Y esta lo es por hermosa. Tanto como esa escena donde Norah Jones come tarta de arandanos con la canción The Greatest de Cat Power de fondo. Un gran momento.
 
. Dulces sueños (Fabrizio Castro, Blogestrenos.com)

. Conmoción estética (Javier Ocaña, El País.com)