29 agosto 2010

Problemas de alta burguesía

- Conocerás al hombre de tus sueños - (Woody Allen, 2010)

Es obvio que al rodar una película todos los años es complicado exigirle a Woody Allen una obra rupturista o incluso definitiva. Quizá Allen ni pueda ni quiera preparar un Zelig o un Delitos y faltas. Por eso la sensación de lugares comunes y situaciones algo forzadas (que, no obstante, a veces se traducen en buenas películas) es lo previsible ante “la última película de Woody Allen”.

Conocerás al hombre de tus sueños no venia con la marca de ver algo nuevo en el mundo de Allen. Es más parece un compendio de todas las ideología y el mundo del director de Nueva York. Infidelidades, parejas en un continuo desequilibrio emocional, coqueteos / ligoteos de maridos con tentaciones en forma de mujer joven... todo eso va surgiendo en Conocerás al hombre de tus sueños. Pero al reves de lo que se pueda pensar la película ni aburre ni deja interesar a pesar de tener una duración bastante generosa (98 min.) Allen consigue que la cantidad de problemas que rodean a los personajes de Conocerás al hombre de tus sueños sean reales y puedas creártela. A veces en el cine de Allen el nivel elitista (y pijo para hablar más claro) de sus criaturas, hacía que te alejaras de unos personajes demasiados pagados de si mismos. En Conocerás al hombre de tus sueños los personajes se vuelven de carne y hueso siendo tan patéticos y perdedores como cualquier persona. Como muestra sirven los personajes de Josh Brolin y Anthony Hopkins (magníficos por otra parte) dando bandazos gracias a una inmadurez bastante ridícula.

Otro punto positivo de Conocerás al hombre de tus sueños es su magnifico reparto. Aunque prácticamente todos los films de Allen tiene un interesante casting en esta ocasión destaca especialmente que todos estén perfectos y adecuados en sus roles (sobresaliendo Brolin) formando un perfecto circulo familiar y social muy creíble. En este Allen nadie sobra, no se ve casi ninguna situación forzada y artificial y la narración va como una seda sin casi tiempos muertos. Aunque Conocerás al hombre de tus sueños no deslumbra ni es redonda tiene el mérito de la solidez. Sin contar nada nuevo ni ser absolutamente brillante Woody Allen ha logrado hacer una interesante obra pesimista (de soslayo, aparece la crisis económica mundial en la película)  donde enseña que haga lo que haga el ser humano, al final, siempre tiende al desastre.

. Placebos y autoengaños (Jordi Costa, El País)

El resultado es una película en la que el viejo Allen vuelve a ser sorprendentemente joven, una obra que parece no ahondar en nada mientras lo dice todo sobre la inmadurez -tanto masculina como femenina- que define nuestro presente

. Infinita amargura (Antonio Gandiaga, Notas de cine)

La cinta en ningún momento consigue desprenderse del terrible pesimismo de su autor, lo que termina provocando una sonrisa congelada, una amargura infinita


Allen sets this table with a group of people of various ages and desires who just can't seem to get emotional satisfaction with their current partners. Problem is, the new love arenas they dabble in will only bring a new kind of heartbreak. The audience is certainly in on Allen's wicked joke, even if the characters aren't themselves

26 agosto 2010

Series de cine: El prisionero. Subversión y libertad para todas las épocas

Hace más de un año fallecía Patrick McGoohan. Y no vi que los informativos nacionales abrieran con la noticia o la incluyeran en sus titulares. Si yo fuera el director de informativos de esa cadena la noticia de su fallecimiento hubiera ido en titulares. Por el simple hecho de que él maquino (junto con George Markstein) una de las obras más importantes de la historia de la cultura. Y no es una novela ni un cuadro. Era algo tan sencillo como una serie de televisión. Pero El prisionero estaba a la altura de cualquier obra artisitica que cambiara el mundo. Así es de importante.

Asumir la trama de El prisionero es fácil. Un argumento interesante pero que no dejaba de ser una serie de espías. Un James Bond en capítulos de cuarenta y tantos minutos. Un agente del gobierno británico (o eso creemos) es secuestrado y llevado a una isla tras renunciar a su trabajo. Allí se le interrogara para saber los motivos de su renuncia. Lo dicho, un argumento de película de espías. Pero luego estaba la serie. La verdadera El prisionero.
Seguramente jamás haya existido una serie tan subversiva como El prisionero ya que abogaba  por la libertad individual poniendo en tela de juicio cualquier sistema que minimizara al ciudadano

Es significativo que unos cincuenta años después de la emisión de la serie jamás se haya realizado algo tan subversivo en televisión. Se ha arriesgado y se han realizado productos de gran calidad pero no creo que nada de lo que haya salido por la “caja tonta” haya tenido la voluntad de agitar conciencias como lo hizo El prisionero. En una primera lectura podemos descifrar que la serie era una critica contra la dictadura y el totalitarismo. Aunque es cierto que lo es no es todo lo que es. Su dedo acusador va más allá. El prisionero aboga por el individualismo hasta el máximo de los extremos. La democracia, la comunidad o el estado del bienestar son puestos en dudas y declarados como “totalitarismos encubiertos”. El problema no que el sistema no funcione sino que funciona demasiado bien y el ciudadano desaparece y sólo es...un número (en la isla donde está reclutado nuestro protagonista cada ciudadano es nombrado con un número). "No soy un número, soy un hombre libre". Con esa frase lapidaria acababan los títulos de crédito de inicio de El prisionero. Una frase mítica que daba un aviso de la idea principal de la serie. La historia de un hombre que intenta acabar fagocitado por una sociedad que no reconoce a las personas como seres humanos sino como elementos sin alma. La historia de un hombre (el número 6), la de todos los hombres.

 
Pero El prisionero no es tan mítica ni tan importante sólo por sus ideas, su subversión y controversias. Colaboraron otros factores. La estética pop absolutamente british que había tanto el vestuario, los decorados, la realización, el casting...(y que tan bien utilizaría otra serie mítica como Los vengadores). La descomunal interpretación de McGoohan como el número 6 ejerciendo un carisma arrollador (su actuación en el penúltimo capitulo de la serie queda en la memoria para siempre) y quedando en la historia a la altura de personajes míticos como Tony Soprano (Los Soprano), C.J. Gregg  (El ala oeste de la Casablanca) o Homer Simpson (Los Simpsons). La mística interna de la serie con sus múltiples referencias culturales (de Jean Cocteau a los Beatles pasando por Orson Welles) o sus capítulos emitidos en televisión de forma aleatoria y no por orden cronológico. Su marciano capitulo final con tribunales surrealistas, mascaras de simio, sonidos pop y un lenguaje críptico que ríete tú de David Lynch... Todo ha colaborado en hacer real el mito de El prisionero. Pero por encima de todas las cuestiones debe quedar la defensa del hombre como un ser independiente y capaz de decidir sobre su propia vida que hacia la serie. Por encima de dictaduras o gobiernos dando igual del índole ideológico que fueran. Jamás nadie se ha atrevido a ir tan lejos en televisión (lo cual ha sido una derrota para la especie humana) provocando y diciendo verdades como puños. Por fortuna siempre podremos agarrarnos a El prisionero para recordar que no somos números sino personas libres.

24 agosto 2010

El mundo hoy es más triste. Adiós a Carne de videoclub

Que el mundo está en crisis es algo que ya sabe. Pero que muchos aprovechan esa crisis para eliminar las cosas que siempre le sobraban es algo de lo que nunca se habla. Esos recortes de plantilla que hace uno o dos años quedarían fatal ahora son “por culpa de la crisis”. Eso si los beneficios, las grandes comilonas, los regalos de los mandamases nunca desaparecerán.

Hoy el mundo es menos divertido y loco. Más triste, serio y tonto. RNE sigue con su limpieza y esta semana le ha tocado el turno a La Transversal programa nocturno de los domingos por la noche dirigido por Paco Tomás. Una divertido e irónico espacio donde la radio perdía toda esa absurda seriedad que, a veces, tiene. En lo que respecta al cine ya no habrá más Carne de videoclub. La sección donde la simpar Xisca Tangina Martorell se dedicaba a analizar películas tan casposas y cutres como geniales. Por esa sección pasaron films como La monja poseída, La descarriada, Queridísima mamá o Por fin ya es viernes. Y se habló de gente como Lina Morgan, Christopher Lee, Faye Dunaway, Nadiuska, Vicente Escrivá, Donna Summer.. A veces, Carne de videoclub podia tener más amor por el cine que veinte números de Cahiers du cinema juntos.

Oír Carne de videoclub era una de los experiencias más divertidas que podías tener. Y eso es muy serio en tiempos donde reír es algo complicado. Quizá por eso ha desaparecido. Para algunos es positivo extender el miedo entre la gente para tenerlos dominados. Pero el agradecimiento y el recuerdo siempre estarán ahí. Es lo bueno de la radio que puedes escucharla cuando quieras sin que un jefazo te lo impida. Se cierra Carne de videoclub. Chan-Chan

Ahora toca descargar estos audios y disfrutar:





21 agosto 2010

Música de cine: Anvil. El sueño de una banda de rock. Corazones guerreros

No he escuchado mucho heavy metal en mi vida (las clásicos como Slayer o los nuevos como Whirlwind Storm) pero siempre he tenido un máximo respeto tanto por los músicos que tocan este genero como por sus fieles seguidores. Quizá porque, en el fondo, pienso que un seguidor de música pop o rock te puede traicionar pero que un amante del heavy jamás lo hará. Porque su amor por la música les hace ser emocionales. Seguramente más que el resto de los mortales.

Y de eso va Anvil. El sueño de una banda de rock. De emoción. La emoción de la vida. Pocas películas reflejan tan bien lo dura y genial que puede llegar a ser la existencia humana. El documental de Sacha Gervasi refleja la vida de los componentes del grupo de heavy metal, Anvil, después de que sus (jóvenes) años de gloria pasaran a mejor vida. Encontramos a los dos clásicos miembros del grupo trabajando como pueden mientras esperan agarrarse a alguna oportunidad para volver a su estado natural. La música.

Anvil. El sueño de una banda de rock  va de la emoción de la vida. Pocas películas reflejan tan bien lo dura y genial que puede llegar a ser la existencia humana

Anvil. El sueño de una banda de rock no es un documental exhibicionista ni pornográfico. Muestra la realidad tal como es. Por eso vemos como la banda de rock se embarca en una gira europea (que incluye Lorca) donde son reconocidos por fans entusiastas (“¡tenéis que tocar en Japón!”, le dice uno) o ignorados por otros grupos. Pero también vemos como dentro de esa gira tocan ante sólo cien personas en un pabellón de más de diez mil. Lo bueno y lo malo. También nos alegramos con ellos cuando consiguen grabar un disco propio (después de cientos de negativas y pagando un dineral por ello). Pero sufrimos cuando ese disco es rechazado por varias discográficas (“los productores nunca escuchan la cinta”, dice con toda la verdad del mundo el líder de Anvil, "Lips"). Así es Anvil. El sueño de una banda rock, un film sobre bofetadas y caricias. Decepciones y fracasos. La vida en clave de heavy metal.



La clave del poso que deja Anvil. El sueño de una banda rock es el positivismo con el que "Lips"encara todos los marrones que la vida le va dejando. Siempre optimista y nunca rindiéndose al destino que las reglas (absurdas e injustas) del negocio musical le marcan. Y eso deja la reflexión del carácter de los músicos de heavy metal. Para tocar ese genero deben ir hasta lo más profundo del ser humano, a veces, encontrando cosas que no les gusten mucho. Y todo por amor a la música. Por eso un músico de heavy es más de fiar que cualquier otro. No te engaña con poses baratas ya que sus sonidos guturales son más humanos que otros más (supuestamente) refinados. Por eso quiero que los miembros de Anvil dejen de repartir comida a domicilio o haciendo otros trabajos que no tengan que ver con la música. Porque estaría bien que en el negocio de la música hubiera (por una vez) gente con buen corazón.  Anvil. El sueño de una banda rock es una historia sobre personas con un gran corazón. Corazones de heavy metal, por supuesto.

07 agosto 2010

Cine negro de arquitectura arrolladora

- Origen - (Christopher Nolan, 2010)

Seguro que cuando Christopher Nolan se mira en el espejo no ve su reflejo sino el de Stanley Kubrick. E incluso se podría decir que ve una versión mejorada ya que tiene (últimamente) un respaldo masivo del publico. Christopher Nolan se vuelve con cada película tan perfeccionista, detallista, puntilloso y megalómano como lo era Kubrick. Y ,como le pasaba al director de Eyes Wide Shut con cada película, cuando parece que la crítica cae rendida a sus pies salen cada vez más los escépticos de Nolan. Los que ven que más que genialidad en sus films shows egomaníacos y superficiales. Y les entiendo, intentando ver en sus películas esos detalles maniqueistas. El problema es que Nolan me puede. Desde que vi Memento el día de su estreno en España (con tres personas más en la sala) el director ha sabido enredarme en su tela de araña durante toda su filmografía. Me gustaría poder decir que una película de Christopher Nolan no me gusta para verle el truco al mago y poder desenmascararlo. Pero no puedo, Nolan me ha vuelto ganar.

El principal error de Origen (Inception) ha sido venderse como la última salvación de la humanidad. Nolan ha esperado ver a millones de personas verle hacer el milagro de los panes y los peces en pantalla grande. Lo cual es una lastima porque esa misma quizá no pueda disfrutar de una rotunda y apabullante película de cine negro. Origen (Inception) puede bordear el thriller o, incluso, el cine de acción pero no deja de ser cine puro de genero donde los protagonistas son delincuentes (los típicos personajes nolanianos grises tirando a oscuros) en busca de un objetivo. Aquí está el antihéroe (Leonardo DiCaprio nuestro esquizoide favorito), la femme fatale que destroza la realidad (nunca mejor dicho) del protagonista (excelente Marion Cotillard), los ambiguos apoyos del antihéroe (Joseph Gordon Levitt, Tom Hardy...) y el macguffin que no es más que un simple pretexto (Cillian Murphy). Todos y algunos más conforman el cine negro que tanto gusta a Nolan donde los laberintos de Raymond Chandler se convierten en laberintos de otro tipo. Los de la mente humana que, por supuesto, son los más complejos que existen. Como buen film de genero negro Origen (Inception) marea y confunde al personal ya que este tipo de films no habla de argumentos sino del infierno personal de sus personajes. Principalmente ese infierno del personaje de DiCaprio (Cobb) está genialmente reflejado en el film como esa relación de depencia enfermiza con su mujer.

Origen (Inception) es cine negro realizado con grandiosidad. Pero hay que avisar a escépticos, el vaso está lleno a rebosar pero ni una gota cae en el mantel. Es minuciosa en sus formas grandes, inmensas y avasalladoras. Como un buen edificio que se puede diferenciar entre una obra de arte y un amasajo de cemento. El tiempo se encargará de que momentos como las peleas aéreas en el hotel o un Paris postmoderna creándose a cada paso de Page y DiCpario pueden formar parte del imaginario del cine moderno, eso el tiempo lo dirá. Lo mejor es lo bien que están engarzadas en un todo ya de por sí bastante complejo y tridimensional (eso si, sin molestas gafas) . Ese es el mérito de Origen (Inception), arrolla pero no te pasa por encima dejándote el suficiente aire para respirar. Si es una obra maestra, una buena película o un desastre lo dirá el tiempo y la subjetividad de cada uno. Sus errores están muy visibles pero sus virtudes son apabullantes. Y gracias a eso Nolan ha vuelto a ganar a mi escepticismo.

. Poliédrico Nolan (Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities)

Inception, pues, confirma a Nolan como autor de potente inventiva y lo lanza definitivamente como ser poliédrico que fabula desde Hollywood, aunque con ciertas licencias personales

. Origen, no hay para tanto (Sergi Sánchez, Canal TCM)

La ambiciosa arquitectura visual de la película es extraordinaria -ese París que se doblega sobre sí mismo- pero el espectador tiene la sensación de que le han dado un mapa demasiado detallado para guiarse por el laberinto, precisamente cuando la gracia del laberinto está en perderse por él como si supiéramos que no hay salida

. Volver a casa (Julio R. Chico, La mirada de Ulises)

El triple salto mortal con sedación incluida genera una arquitectura de sueños compleja, exigente y arriesgada, pero milimétricamente construida. Nada sobra y nada falta en un guión de hierro en el que todo cobra sentido hasta un plano final antológico

01 agosto 2010

Macarrismo televisivo

- El equipo A - (Joe Carnahan, 2010)

Generalmente las adaptaciones cinematográficas de series televisivas tienen algo de timo. La “adaptación” es una excusa para ganar espectadores (y sus carteras) poniendo el titulo de una famosa serie de televisión a una película aunque esta suela tener poco o nada que ver con su fuente original. Filias o fobias aparte hay que aplaudir a la película de El equipo A por ser una adaptación más que inteligente de la serie creada por Stephen J. Cannell y Frank Lupo. El film no quiere ser ni más listo ni más tonto que la serie original asumiendo honradamente su condición de producto de acción y las ideas del producto televisivo. El equipo A no era ni Mad Men ni The Wire pero sí un producto que conectaba realmente bien con el espectador creando una comunión basada en acciones que eran marca de la serie.Y la película de Joe Carnahan no falla en ese sentido.

En El equipo A Hannibal fuma puros, Fénix es un seductor (eso si, más hormonal que elegante), M.A. tiene miedo volar y llama loco a Murdock. Todos los lugares comunes de la serie se encuentran perfectamente insertados en la película logrando las mismas dosis de siversión que se lograban en los ochenta. El principal factor positivo es una excelente labor de casting donde los cuatro miembros del equipo se insertan perfectamente en nuestros recuerdos de las actuaciones de George Peppard, Dirk Benedict, Dwight Schultz y Mr. T (es verdad que el Hannibal perfecto hubiera sido John Travolta). Y si a eso sumamos un divertido Patrick Wilson como villano y el sorprendente cameo de John Hamm podemos decir que el problema del reparto (siempre polémico en lo que adaptaciones televisivas se refiere) está resuelto. Por otra parte Joe Carnahan tiene el pulso perfecto para dirigir películas de acción y resuelve con talentosa habilidad las secuencias iniciales o las del robo en el rascacielos.

El problema de El Equipo A es que está cogida con alfileres y siempre parece que en algun momento va a caer volviéndose repetitiva. Y entonces sufre el síndrome que ultimanete tienen varias películas de las llamadas “comerciales”, alargarse como un chicle. En vez de quedarse en una “maja” película de acción de noventa minutos se intenta sacarle el jugo todo lo que puede y más. La parte final es una serie de juegos de artificio entretenidos y espectaculares pero que, a la larga, se tornan en cansinos y repetitivos haciendo que pierdas el hilo de lo que estas viendo. Ni es tan divertida ni ingeniosa como para seguirle el juego a El equipo A durante tanto tiempo.. Eso si cuando la película se centra en el juego nostálgico y macarra la experiencia es realmente divertida.

. El equipo A fracasa en su misión (Fernando de Luis-Orueta, Tío Oscar)

Su visionado es un viaje en el tiempo, pero no a los encantadores y naives ochenta, sino a lo más feo y aburrido de los noventa

. Artillería mitómana (Jordi Costa, El País)

El resultado es una superproducción disparatada y de ortografía intermitentemente tosca -las cámaras HD siguen sin ser el mejor amigo del cine de acción si no están en manos estilosas-, pero compensa con una sobredosis de locura las carencias imaginativas de la que podría haber sido su gran rival en la cartelera: Noche y Día de James Mangold

. Cuando los planes salen bien (Juanma Ruiz, Cine Maverick)

Un concepto lúdico que hereda la adaptación a la gran pantalla llevada con buen tino por Joe Carnahan, que olvida las tendencias pseudorrealistas del más reciente cine pirotécnico estadounidense, a favor de una importante dosis de comedia, igual que aquélla que salvó el primer Transformers de Michael Bay (y, afortunadamente, muy distinta a la que hundió a su secuela)