31 julio 2009

De vacaciones infernales con Sam Raimi

- Arrástrame al infierno - (Sam Raimi, 2009)



Es de una lógica aplastante la existencia de Arrástrame al infierno en estos momentos. Imbuido por completo en el mainstream arácnido, Sam Raimi necesitaba tomarse unas vacaciones. No coge sombrero ni sombrilla sino monstruos y demonios. Si Raimi logró imbuir de elasticidad y movimiento las dos primeras películas de Spider-Man en la tercera comenzaban a notarse síntomas de cansancio. Raimi dejaba de ser Raimi a marchas forzadas. Y, para rematar la faena, Spider-Man 4 ondeaba en el horizonte. Por eso necesitaba en descanso estival volviendo a las posesiones infernales que le dieron un nombre en medio mundo.

Arrástrame al infierno se olvida de la moda del terror psicológico que, algunas veces, es más un engañabobos que una experiencia terrorífica. Aquí hay demonios, brujas, infiernos, desesperación...en definitiva terror. Puede ser que uno esté cada vez más preparado para estas cosas pero es sanísimo encontrarse con una vigorosa película que busca el miedo directo. Sin trampas ni dobleces, un monstruo es un monstruo y una bruja es una bruja. Y tienen que dar miedo, y la protagonista debe sufrir, gritar y chillar. Todo eso aderezado con la cámara elástica de Sam Raimi (fabulosos momentos como la pelea en el coche o la parte final en el cementerio) olvidando cuitas argumentales (todos sabemos lo que hay en el maldito sobre). Se nota lo mucho que ha disfrutado el director de volver al principio.

Arrástrame al infierno es hora y media de ese terror que algunos directores ya no quieren hacer. O bien porque reniegan o se avergüenzan. Para volver a ello Raimi se ha ido, como debe ser, directamente al infierno para goce de todos nosotros. Pero esas vacaciones infernales se le han acabado. Ahora a preparar Spider-Man 4 con la mirada de los productores de Hollywood en su nuca ante cualquier error. ¿Dónde está el infierno Sam?

. Maldiciendo a la banca (Jordi Costa, El País)

. Arrástrame al infierno, o ¿quién teme a la hipoteca feroz? (Sergi Sánchez, Canal TCM)

. Ola de sustos (Beatriz Martínez, Miradas de cine)

24 julio 2009

Joyas a reivindicar: I'm not there. Bob Dylan, dividido y humillado


Hace tiempo me encontré con un hecho sorprendente y que se repite cada cierta frecuencia. Se estrenaba en España la comedia Adivina quién protagonizada por los cómicos norteamericano Bernie Mac (recientemente fallecido) y Ashton Kutcher. El día del estreno fui a ver la cartelera fui a ver el periódico y me di cuenta que la peliculita de marras estaba prácticamente en multitud de salas de la ciudad. Es más la película tenia un numero de copias en España absolutamente increíble (por su elevada cantidad). Es resumen, una película que no había destacado por tener unas grandes criticas en su país, con un humor muy localista (estadounidense), una estrella sólo conocida en el país norteamericano (Bernie Mac), otro conocido por ser el esposo de una estrella de capa caida como Demi Moore (Ashton Kutcher)...algo que no debería ser muy atrayente para el público europeo no sólo se estrenaba en España sino que arrasaba en número de copias. Incomprensible. Y en el otro extremo tenemos I’m not there (titulo cogido de una preciosa y desconocida canción de Bob Dylan). Este film “sólo” tiene nombres como Bob Dylan, Todd Haynes, Cate Blanchett o Heath Ledger. ¿Su estreno en España? Nunca ha sucedido.

Viendo I’m not there podemos ver las claves de porqué el film ha sufrido una vergonzosa incomprensión. Acercarse a la figura del elemento de cultura popular vivo más importante de una manera común y lineal parece harto complicado. Dylan es demasiado grande para hacerlo de esa manera. Martín Scorsese lo hizo a través de declaraciones e imágenes en su indispensable No direction home y, según dicen las buenas y malas lenguas, acabo hasta las narices del lenguaje cifrado y el hermetismo que ejerció Dylan en el documental. El universo dylaniano es tan inmenso que hacer una típica biopic podía ser un error inmenso.
Por suerte tras la cámara había un genio como Todd Haynes que ya había demostrado en la inmensa Velvet Goldmine que poco creadores saben acercarse al mundo de la música como él. I’m not there se acerca a Dylan sin hablar de Dylan. Nos acerca a Woody Guthrie, Arthur Rimbaud, a ese Jude Quinn que “traiciona” a su público para hacer crecer su música hasta limites insospechados cargando con un tremendo peso (la famosa “electrificación”) ... Dylan está ahí sin aparecer. Él no está allí pero sí su esencia. Con el poderío visual de Haynes estamos ante un poema repleto de metáforas de quién fue Dylan y, especialmente, que quiso decir con su música. Un hombre extraño que supo reinventarse y cambiar su carrera (cosa que pocos saben hacer) para adquirir nuevas formas de hacer magia. I’m not there habla de sus contradicciones, odios, raíces e ideas. Es Bob Dylan sin serlo. Sin estar allí, en la película, el alma de de Dylan está en cada fotograma. Por eso quizá no se haya estrenado. No es una película sobre un mito sino sobre su alma. Y eso es demasiado complicado de digerir para algunos.

PD. I’m not there tiene una de las mejores bandas sonoras (de varios autores, no de compositor al uso) que yo haya oído jamás. Las canciones de Dylan pasadas por el talento de Cat Power, Tom Verlaine, Sonic Youth ... Por eso motivo también os enlazo al programa que realizó Fernando Miró en QPH? sobre I’m not there, en particular, y Bob Dylan, en general. En este espacio se pueden escuchar algunas canciones de la banda sonora. Una gozada. Podéis escucharlo pinchando aquí

09 julio 2009

Reivindicación del perdedor

- Pagafantas - (Borja Cobeaga, 2009)


 
Pau Gasol, Rafael Nadal, Fernando Alonso, Pedro Almodóvar, Javier Bardem y otros han logrado alejar esa sensación de victimismo que siempre han tenido los españoles. Ya no somos Alfredo Landa o José Luis López Vazquez persiguiendo a las suecas en Benidorm. Los españoles no sólo podemos ganar sino que lo hacemos. Y eso, en principio, es una buena noticia. El problema es que caigamos en la chulería o prepotencia de nuestros vecinos franceses o italianos y olvidemos “nuestras raíces”. Porque no hay nada malo en decir que dentro del español hay un pequeño perdedor que con humildad intenta sobrevivir en un mundo cruel. Borja Cobeaga homenajea en Pagafantas a este perdedor.

Con su Pagafantas, Borja Cobeaga ha demostrado que en esa cabeza brillante y ocurrente (recomendación: acudir a cualquier rueda de prensa suya, todo un showman) hay todo un director de cine. Rueda una comedia divertida, breve y con ritmo sin caer en ningún momento el chiste fácil ni en la realización burda y torpe. Es más, Pagafantas es una película excelentemente dirigida. Pero aparte hace una película con miga porque reivindica al perdedor de toda la vida. A la persona que aún siendo un pagafantas toda la vida sigue luchando y cometiendo los mismos errores una y otra vez. Cobeaga no ha querido hacer El apartamento (afortunadamente) pero si que la dimensión trágica de Chema llega a la del C.C. Baxter de la película de Wilder.

Y en este tipo de películas no puede surtir la magia si los actores no están donde tienen que estar. Y lo están. Gorka Otxoa es el perfecto pagafantas justificadamente enamorado de una adorable y caótica, Sabrina Garciarena. Como son perfectas las aportaciones de Oscar Ladoire (¿nominación al Goya al actor de reparto?), Kity Manver o Maria Asquerino (a la que no le hace falta hablar para estar genial). Cobeaga logra divertirnos buscando en el fondo de nosotros mismos y enseñarnos que, aunque es trágico, ser un perdedor es algo muy nuestro de lo cual, no siempre, podemos huir.

. No odies al héroe (Rafa Martín, Las horas perdidas)
 
.¡Este Viernes, Pagafantas! (Nacho Vigalondo, Diario Cinematográfico)
 
.Un gran debut, una comedia imprescindible (Desirée de Fez, Cine 365)