29 mayo 2009

Vivir Rodando ganador moral y perdedor real en los II Premios Micrófono UMH. Y si no, nos enfadamos arrasa con justicia



Gran jornada la del jueves 28 de mayo. Se concedían los II Premios Micrófono UMH que premian los mejores programas y cuñas de la radio universitaria. Vivir Rodando tuvo su momento de gloria al obtener una doble nominación en las dos categorías. En el apartada de cuña hay que darle las gracias a Silvia Muñoz, Alejandra Jiménez y Raquel Céspedes por su creatividad y ayuda en las cuñas de Vivir Rodando. Se dio un hecho curioso el jueves, Vivir Rodando no gano ninguno de los dos premios pero si que obtuvo una victoria. Por el hecho de que los dos premios se los llevo Y si no, nos enfadamos.

El magazín Y si no, nos enfadamos, creado por esos dos locos maravillosos llamados Roberto Pascual y Ángeles Gómez , es el ganador más justo que podia haber. Por varias razonez. El principal, es un gran programa. Hacer algo divertido (pero de verdad) es complicado y ellos lo hacen. Son muy divertidos. Más razones. Es un programa absolutamente coral. Por ahí pasan, Lourdes, Cloti, Aarón, Estefanía... y todos son geniales. No hay ninguno que no sea rematadamente brillante. Además es un programa trabajado. Hecho por currantes de la UMH que se matan por sacar tiempo de donde sea para grabar el magazín (esas jornadas de cuatro a seis). Pocos se matan tanto por un programa. Y la razón más importante. Son muy buena gente y mis amigos. Con lo cual ese premio es completamente merecido (es más yo les voté personalmente). Y Vivir Rodando no encuentra otras manos mejores donde podría caer el Micrófono UMH que en la de estos dementes tan geniales.

Mejor programa

Ganador

Y si no, nos enfadamos

Nominados

Oficina ambiental (La fabrica verde)
"¿Y tú que sabes?"
Desaparece aquí
Hard Rock Time
Vivir Rodando

Mejor cuña

Ganador
Y si no, nos enfadamos

Nominados
Hard Rock Time
El Quinto Cuarto
Oficina de movilidad
Vivir Rodando

17 mayo 2009

Joyas a reivindicar: Carretera al infierno. El horror sin aditivos

Con Carretera al infierno me paso uno de esos milagros que ocurren con las películas muy de tanto en tanto. Después de disfrutar por televisión de ese exceso maravilloso y genial de cine que es la película Aliens de James Cameron me disponía a irme a dormir ya que empezaba a caer la madrugada. De repente el canal (bendita TV3) se disponía a ofrecer otra película que no iba a ver ya que el sueño me estaba ganando. O eso creía yo. Comencé a ver una historia que se suponía que era un thriller con psicópata incluido. Nada nuevo bajo el sol. Pero Carretera al infierno era todo menos convencional. Árida y seca la película de Robert Harmon no es una película de terror al uso es un film sobre el horror más crudo. El que se mete bajo la piel. Por supuesto no despegue los ojos de la pantalla durante su más de hora y media de duración.

Carretera al infierno apenas tiene sangre. Ni hay muchos cadáveres en ella. El miedo que despliega es el real. El que sentimos todos muchas veces en la nuca cuando sentimos un peligro que nos está acechando. Por eso empatizamos tanto con ese joven C.Thomas Howell que se ve acosado por Rutger Hauer. Y hay que pararse en este momento. El gran Hauer interpreta (o vive) a uno de los más terribles villanos de la historia del cine, John Ryder. Este personaje es la película porque representa el mal más puro. Hauer no necesita hacer gestos o sobreactuaciones baratas para parecer un loco desquiciado. Simplemente porque el Ryder de Carretera al infierno no es un desequilibrado cualquiera. Es un hombre que no se siente, provoca muerte, destrucción y dolor de la manera más cruel sin plantearse si disfruta o si tuvo una infancia traumática. Es el mal en esencia pura.

Carretera al infierno es una obra kafkiana. Un personaje que sin saber porqué se ve en una espiral de horror y violencia que no tiene ningún sentido. Porque el estilo frío y seco de Harmon hace que la película tenga un ambiente irrespirable. Nosotros viajamos en el coche de C.Thomas Howell por esas carreteras norteamericanas que no parecen tener fin. Y donde no parece haber ningún sitio para la esperanza porque si es algo esta grandiosa obra es que es de una crueldad increíble. Sin dobles vueltas, sin elementos gratuitos, ni tonterías, Carretera al infierno es el horror en estado puro.

09 mayo 2009

Joyas a reivindicar: Sopa de ganso. Anarquía político-militar marxiana



Antes de nada explicaré porque incluyo a Sopa de ganso en la categoría de Joyas por descubrir. Es verdad que es una película siempre incluida en las listas de mejores comedias de la historia. Aunque no es menos cierto que en posiciones generalmente bajas. También es verdad que entre la gente más cinéfila se sabe que esta era la mejor película de los Hermanos Marx. El problema, en mi opinión, es que los Marx no son patrimonio del cine. Lo son de la humanidad. Un niño y un adulto pueden disfrutar por igual del humor marxiano. Por eso me fastidia que entre la corriente popular siempre que se habla de los Hermanos Marx se nombre antes a Una noche en la opera (una muy buena comedia) que a una obra redonda, completa e insuperable como Sopa de ganso. Película a veces es olvidada en artículos y reportajes que se hacen sobre ellos.

Sopa de ganso es la gran obra marxiana. Cogían todos los elementos fuertes de los hermanos: ritmo, velocidad, anarquía, diálogos absurdos e imposibles, Groucho, Chico y Harpo. Sabiendo que esos elementos ya se tenían y eran muy buenos el merito de Sopa de ganso es saber rodearlos de algo más. Saber juntar una trama política y militar con el puro humor marxiano. Por supuesto la mezcla fue explosiva y rotunda.



Los Marx no son de este mundo y por eso se inventan dos países en guerra, Freedonia y Sylvania. Uno de ellos (Freedonia) que sólo puede tener un primer ministro tan absurdo como es Gruocho. Sopa de ganso se rie de la guerra, de la política, de la estupidez de los hombres. Evita los errores de películas posteriores de los Marx como algunos numeros musicales sobrantes (los que hay en el film son escasos, justificados y brillantes) y las noñas historias de amor que cortaban el ritmo de los films. Curiosamente esos errores vinieron provocados por el fracaso comercial que fue esta película en taquilla, otro clásico más que fue incomprendido en su día.En Sopa de Ganso sólo hay humor marxiano y anárquico puro y duro. Escenas físicas memorables (el juego de espejos) y diálogos grouchianos totales (Esto lo entendería hasta un niño de cinco años...Tráiganme a un niño de cinco años) y una carga de farsa política y militar que pocas comedias tienen incluso hoy en día.

Al finalizar la película aprendes varias cosas. Primero, te das cuenta que has visto la mejor comedia de los hermanos Marx. Segunda, constatas que has visionado una de las mejores comedias (y películas) de la historia del cine. Tercero, admites que entre la política y la guerra que nos presentan los Marx y la real no hay apenas diferencia. Son igual de absurdas. Y pensando en eso a lo mejor se te quita la sonrisa que te ha dejado Sopa de ganso.

05 mayo 2009

Momentos de cine: Declaración de amor de Holden a Alyssa (Persiguiendo a Amy) El gracioso sí que tenía corazón



A estas alturas del partido no sé como posicionarme ante Kevin Smith. Alabo su ingenio, sus diálogos, su frescura... Pero debo reconocer que pienso que comienza a repetirse como el ajo y que su película tótem (Clerks) pierde con el paso del tiempo. Y esto lo digo con tristeza porque en 1997 pude disfrutar de una magnifica obra madura e inteligente como era Persiguiendo a Amy.

Esta película tiene todo lo que gusta de Smith. Sus diálogos, su manera de hablar sin tapujos del sexo, su ritmo fresco cercano al cómic. Pero todo esto hacía que no hubiera poca empatía a los personajes que parecían unos personajes con poco trasfondo. Unos graciosos sin corazón. Smith supo hacer sufrir a los personajes de Persiguiendo a Amy. Se puede ser joven, moderno e ingenioso y también sufrir por amor. El no correspondido, el que más jode. Diversión con un permanente halo de tristeza es lo que transpira esta Persiguiendo a Amy y que tiene uno de sus puntos álgidos (junto con otros como el fantástico final) en la declaración del personaje de Holden (Ben Affleck) a Alyssa (Joey Lauren Adams).

¿Cómo no meter la pata con una declaración de amor? Además con una relación imposible... Esa sería la duda que tendría Smith mientras escribía la escena. En un guión tan equilibrado como es el de Persiguiendo a Amy escribir una declaración de amor es un momento de alto riesgo. Ni caer en el sentimentalismo barato, ni en meter ningún momento gracioso inoportuno... Por suerte todo lo que rodea Persiguiendo a Amy parece mágico porque encontró la solución. Ser sincero. Una persona se enamora de una buena amiga y se lo dice. A pesar de que su relación es imposible. Sin tapujos, ni tonterías. Nos olvidamos del director de Clerks y aparece la persona de Kevin Smith. Por eso es un momento de cine tan genial, por su honestidad sencilla y brutal sin dobles sentidos. Te amo, es muy sencillo y muy sincero, dice Holden. Y por eso es tan genial tanto este momento como toda Persiguiendo a Amy. Porque es original y divertida. Es muy Kevin Smith. Pero también es honesta y con corazón. Como también debe ser Kevin Smith.