18 enero 2014

La crisis (estafa) era (es) una orgía



El lobo de Wall Street
(The Wolf of Wall Street)

Una película de Martin Scorsese | Estados Unidos | 179 minutos


©WayToBlue
Cuando en los recientes escándalos que han surgido en España han visto la luz diversos correos electrónicos de los implicados (Miguel Blesa, Rafael Blasco, Iñaki Urdangarin...) descubrimos la verdad. Los culpables de la crisis no son brillantes genios del mal surgidos de una película de James Bond sino unos horteras bastante cutres. Eso si a todos les une la falta de escrúpulos y la codicia por lo ajeno. Esta desmitificación del villano económico es importante para acoger la última película de Martin Scorsese como lo que es. El lobo de Wall Street es un cómic excesivo y delirante donde el dinero (ajeno) hace que los protagonistas pierdan el sentido de la realidad. Una realidad donde como se dice en la película no interesa nadie a vivir. Para afrontar esta película Scorsese recupera algo que quizá no había perdido pero si aparcado en los últimos proyectos: el delirio. Estupendas películas como Infiltrados o La invención de Hugo o excelentes como Shutter Island tenían la energía propia del director norteamericano pero también cierto sentido de la ‘gravedad’. Con El lobo de Wall Street suma su energia a un gusto por lo excesivo para crear, nunca mejor dicho, una orgia donde las canciones (estupenda banda sonora), drogas, desnudos, sexo de todo tipo... hagan un totum revolutum. Eso si un revuelto donde Scorsese sabe donde poner la cámara para que el espectador se sume a la orgía y no quede como mero espectador. Al final no importa mucho cómo el estafador Jordan Belfort amase su fortuna de forma ilegal sino que importa cómo la despilfarra. El villano queda como una caricatura frívola y curiosamente sea quizá más real (y doloroso para las víctimas) que un retrato más social y periodístico.

El lobo de Wall Street no deja de ser un remake luminoso y divertido de Uno de los nuestros. El ascenso y caída (¿hay caída?) de nuestro protagonista está retratado en escenarios lujosos, en grandes fiestas y en sitios al aire olvidando a los gangsters con sus callejones oscuros o bares mal iluminados. No en vano el cierto glamour gansteril que tenían Ray Liotta o Robert De Niro en 1990 se sustituye por un  horterismo insoportable que hace que El lobo de Wall Street sea, a su manera, más sórdida. Pero aunque Martin Scorsese, Thelma Schoonmaker o Rodrigo Prieto hacen su trabajo a la perfección la película no sería lo mismo sin un descomunal trabajo de Leonardo DiCaprio. El californiano asume su personaje como un personaje cómico y ridículo llegando a rozar el slapstick (DiCaprio arrastrándose hacia su coche) y dándolo literalmente todo. DiCaprio se olvida de un Gordon Gekko al uso para componer un personaje cercano al patetismo volviéndole completamente humano. Pero eso no es una debilidad en la película sino que incide en la idea de la película sobre como los villanos que han puesto patas arribas en el mundo no dejan de ser unos personajes mediocres. Y cuando la furia, el sexo y la diversión se calman el genio de Scorsese nos regala un último plano para el recuerdo. Un plano sereno y tranquilo que aparentemente no tiene nada que ver con el resto de El lobo de Wall Street. Pero un último plano que es un puñetazo demoledor y que recuerda poderosamente a la tesis de la recientemente estrenado A propósito de Llewyn Davis. Un aviso de que nada cambia y el mal se regenera. Por mucho que el mal tenga la pinta de un hortera de Wall Street. 

OPINIONES


• Bacanal en el templo de la codicia (Noel Ceballos | Playground Magazine)

En manos del guionista Terence Winter, creador de la imprescindible “Boardwalk Empire”, la vida de Belfort se convierte en mucho más que una historia de ascenso y caída dentro de los límites legales de la Bolsa estadounidense. Los tiburones de Stratton Oakmont (en su mayoría, antiguos estafadores y rateros de poca monta) son una evolución casi apocalíptica de aquellos gángsters que se hicieron ricos en la América de la Ley Seca y se convirtieron en respetables hombres de negocios en esos maravillosos 70 que relata “Casino”

Vuelve el mejor Scorsese  (Beatriz Martínez | Cine 365)
Una barbaridad de película. La obra de un director que vuelve a hacer lo mejor que sabe, y lo hace en plena consciencia de sus capacidades, sin importar ser o no lo políticamente correcto o incorrecto, tirando la casa por la ventana, divirtiéndose y aportando una frescura que hacía tiempo que no veíamos en la pantalla pero al mismo tiempo a través de un control milimétrico de todo lo que en ella ocurre

• Descarnada crueldad (Sergi Sánchez | La Razón)

«El lobo de Wall Street» es hortera y agresiva, y ambos calificativos son sendos cumplidos

09 enero 2014

/ VR62 / Oscars 2014 (I)


©DeAPlaneta
Tras la tempestad llega la calma. El año pasado la carrera hacia el Oscar fue tumultuosa por la presencia de Argo que al final se llevó el gato al agua a pesar de la no nominación de Ben Affleck. Aunque este año la carrera se presenta algo más rutinaria no deja de ser apasionante dado la calidad de los nombres que en ella participan. 12 años de esclavitud, Gravity y La gran estafa americana se presentan como las películas que más sonarán el próximo jueves 16 (14:15) cuando se conozcan los nominados a la estatuilla dorada. Anticipándonos a esa fecha Vivir Rodando ejerce de pitoniso para conocer quienes serán los nominados en las principales categorías. Y aclarar si nombres como Robert Redford, Amy Adams, Martin Scorsese, Sally Hawkins, Daniel Brühl o James Gandolfini serán ‘leidos’ la semana que viene. Por ello el programa 62 de Vivir Rodando tratará sobre la carrera hacia el Oscar y para ello contará por sexto año consecutivo con la presencia de Nacho Gonzalo (conductor y admistrador de la web / podcast de Lo que yo te diga). 



Para escuchar o descargar el programa pincha en:

 • / VR62 / Programa Vivir Rodando 9 Enero 14 (Oscars 2014)