30 abril 2009

Música de cine: Elliott Smith en los Oscars de 1998. Cuando Elliott se convirtió en un chico popular

 
Los discos de Nick Drake deberían tener un aviso de peligro en su portada porque pueden ser perjudiciales para la salud. Son de una sensibilidad tan extrema que en un mal día pueden arrancarte el corazón. Eso ocurrió con él mismo que incapaz de sobrellevar su tendencia al insomnio y la depresión se suicidaba en 1974. 
 
Como si el destino lo hubiera escrito, veinte años después sacaba su primer disco en solitario (Roman Candle) Elliott Smith. El cantante estaba cercano a Drake en su gran sensibilidad para componer canciones y su tendencia a la depresión. Si el cantante Nick Drake había dado Five leaves left, Elliott Smith regaló al mundo From a basement on the hill. Y como casi todas las personas que están condenadas a ser extremadamente sensibles, Drake y Smith tuvieron que vivir con una personalidades solitarias ya que consideran que nadie ni les puede ayudar / comprender. 
 
Entonces, ¿qué pintaba Elliott Smith en la ceremonia de los Oscars de 1998? ¿Qué hacia intentando trasmitir todo su mundo interior ante Jack Nicholson, James Cameron o Billy Cristal? Pues lo hizo y ese momento quedo para la historia. Gus Van Sant pidió personalmente a Smith que compusiera algunos temas para su película El indomable Will Hunting. El film en cuestión logró conseguir varias nominaciones a los Oscars y Elliott cazó una a la mejor canción original por la maravillosa Miss Misery.
 
Y ahí lo tenemos. Elliott, el depresivo, el sensible, tocando ante una audiencia planetara en uno de los mayores espeactculos del mundo. Pero en realidad nadie le escuchaba. Mucho público y poca atención. El mismo Smith lo decia: la audiencia era un montón de gente que no había venido a escucharme tocar. Pero como todo buen inadaptado le gusto sentirse especial y atendido aunque fuera por dos minutos. A quién no le gustaría actuar ante Angelina Jolie o George Clooney...aunque en realidad no te hagan ni caso. No me gustaría vivir en ese mundo, pero fue divertido estar cerca de las estrellas por un día, admitía Smith. Un par de minutos donde Elliott fue uno más. Una estrella de Hollywood. 
 
Por supuesto la canción que ganó ese año fue My heart will go on de Céline Dion. La vida es dura y hay cosas que no cambian. Y menos en Hollywood. Cinco años después de esa actuación Elliott Smith se suicidó. Como había hecho Nick Drake muchos años antes.

28 abril 2009

La Universidad de Alicante concede a Vivir Rodando el segundo premio al mejor blog cultural



Este blog de cine ha sentido la sensación de quedar segundo. O mejor dicho de ser premiado. Y es inmejorable. La Universidad de Alicante ha concedido al blog de / Vivir Rodando / el segundo premio de Cultura al mejor blog cultural. El primer premio se lo ha llevado merecidamente el blog de poesía El sabor de las cerezas que lleva Annabel Martínez Zamora. El resto de premiados en las distintas categorías han sido:

El primer premio en la categoría de narrativa hiperbreve ha recaído en Rodolfo Martínez Gras por la obra A las once de la noche. El segundo premio ha sido para Jesús Belotto Martínez por Piedras.

En fotografía digital, el primer premio ha recaído en Rosa Ros Menárquez por la obra Comiendo nieve, y el segundo premio ha sido para José Antonio Carrillo Andrada por Descansando en paz.

En fotografía analógica el primer premio ha sido para Consolación Martínez Jiménez por Resignación, y el segundo premio para Miguel Ángel García Cabrerizo por Isi fregando.

En la categoría de creación audiovisual el primer premio ha sido para Ángel Puado Veloso por Porqué explotan las palomas.

Por último, en la categoría de música el primer premio ha sido para Juan Francisco Navarro Llinares por El acróbata, y Francisco Jesús Alemañ Ruiz ha sido merecedor de una mención especial por Saorí II.

Agradecer al jurado por haber tenido en tanta estima lo que es una diversión para él que lo hace, escribe y radia. El jueves 11 de Junio estaré en la Universidad de Alicante (en la sala Aifos) para disfrutar de gente con tanto talento como la que ha sido premiada y disfrutar del premio.

24 abril 2009

Excepcional belleza sueco-vampirica

- Déjame entrar - (Tomas Alfredson, 2008)



Internet ha traído grandes cosas al mundo del cine. Y no me refiero a las descargas gratuitas. Hablo de la cantidad de información (es verdad, a veces excesiva) que hay sobre un film antes de su estreno. Fotos de rodaje, trailers, opiniones venidas de todas partes del mundo... La parte buena es como acabas metido en el proceso de existencia de una película que forma parte de la pasión que siente uno por el cine. La parte negativa es que muchas veces el factor sorpresa puede desaparecer. Y eso miedo existía con Déjame entrar. Se ha hablado tanto y tan bien de la película sueca que “no ir completamente virgen” a su visión podía afectar de alguna manera. Pero hay una gran noticia, Déjame entrar fascina tanto como si nunca hubieras oído hablar de ella. Simplemente porque estamos ante una de las películas más hermosas de los últimos años.

Elegir un plano, momento o secuencia de Déjame entrar es prácticamente imposible. Es una película donde cada paso está completamente estudiado y todos los planos son una auténtica obra de arte. Porque todos los elementos benefician al conjunto, el talento del director (Tomas Alfredson), la música tan pausada como el film (cuyo autor es Johan Söderqvist), los ojos de Lina Leandersson, el pelo cegadoramente rubio de Kare Hedebrant, la Suecia nevada... Por eso es una película donde sólo ganan los pacientes. A los que no les importa sentarse dos horas a contemplar belleza en estado puro.

Pero Déjame entrar es una película de terror. Y no se avergüenza de ello. Hay sangre, hay gore..es terror pero de una hermosura sin parangón. Porque además también hay soledad, sufrimiento, amor. Por eso Déjame entrar es tan fascinante. Mezcla como pocas el terror, el amor, el drama... para un conjunto único.

. Bésame, monstruo (Jordi Costa, El País)

. Necesitados de amor, sobrados de soledad (Julio R. Chico, La mirada de Ulises)

. Debo irme y vivir, o quedarme y morir (Javier Moreno, Las horas perdidas)

14 abril 2009

Familia

- Un cuento de navidad - (Arnaud Desplechin, 2008)
 


La familia, ese elemento extraño y disfuncional. Una serie de personas a las que no puedes mandar por ahí como si haces con amigos y conocidos. Es el tema de la sangre ya lo sabéis. Y no todas las familias son iguales, las hay conservadoras, tolerantes, desarraigadas... Y luego está la familia que nos enseña Arnaud Desplechin en su Un cuento de navidad.

No cae en los tópicos de familia “excéntrica” o desunida Desplechin para contarnos su historia. A pesar del desarraigo que hay entre ellos, esta familia la podemos encontrar en cualquier sitio. Las miserias son universales, incluso en sitios tan al límite como es esta una navidad con la familia que conforman Catherine Deneuve y Mathieu Amalric, entre otros. Y ahí es donde radica toda la fuerza que tiene Un cuento de navidad. Las historias que hay dentro del entorno familiar son tan interesantes y están tan bien contadas e interpretadas que ya por ello merece la pena sus tres horas de película. Porque aunque la historia que se supone que manda es la de la famosa transfusión de sangre a la que debe someterse la Deneuve hay algo más. Otras historias siempre con un trasfondo especial. A mí me llega especialmente ese genial trio amoroso que forman Chiara Mastroianni, Laurent Capelluto y Melvil Poupaud que sin tanto ruido logra interesar tanto como la trama principal.

No hace falta que dure dos horas y media. No hace falta cierto “toque de director genial”. Es verdad eso pero decir que esos dos detallen llegan a molestar sería también faltar a la verdad. La historia es tan, tan buena que eso lo olvidamos enseguida. Y a veces esos "toques" están completamente justificados y le dan al film un empaque de película diferente. Pero todo eso se olvida porque cuando nos metemos en esa casa con esos personajes tan al límite, tan fascinantes pero a la vez tan cercanos, la película se convierte en algo personal. Porque dentro de su densidad se esconde una película real, cercana, humana y genial.

. La familia y nada más (Beatriz Martinez, Cine 365)

. La familia, nada bien, gracias (Sergi Sánchez, Canal TCM)

12 abril 2009

Series de cine: The Young Ones. Anarchy in the UK!

Hay jefes de gobierno que pasan a la historia como si nunca hubieran estado en el poder. Otros acaban siendo famosos en el mundo entero ya sea por su eficaz gestión o por su desastroso trabajo. Y luego están los totems. Los que conoce hasta la persona menos interesada en la política. Uno de estos totems es Margaret Tachter. La “dama de hierro” se hizo con el poder en 1979 y no lo soltó hasta 1990. Época de conservadurismo, valores cristianos, patriotismo, privatizaciones masivas, amistades con personajes de un catadura moral cuestionables (Pinochet)... Está claro que era alguien que dejo una impronta (¿negativa?)en la sociedad británica y europea de la época. Y uno de los mejores ejemplos de cómo fue parte de esa Inglaterra tacheriana la encontramos en una serie que es (incoherentemente) todo menos realista. 

La prodigiosa y clásica, The Young Ones. The Young Ones tiene un argumento con el que cualquier directivo, en otro país y época, hubiera hecho una sitcom pastosa, insufrible y tópica. Pero estamos en Inglaterra, en la BBC y en la década de los 80. Argumento sencillo y de una sola línea, cuatro estudiantes universitarios comparte una casa en Inglaterra. Eso es lo único que se puede explicar de The Young Ones. A partir de aquí comienza uno de los surrealismos más feroces que se han visto jamás en televisión. Violencia, destrucción, anarquía, surrealismo, absurdo, música (actuaciones de Madness o Cliff Richard) y humor. Muchísimo humor y del más brutal que se ha podido ver en la pequeña pantalla. Que no se busquen argumentos o un profundo estudio de personajes, The Young Ones no lo necesitaba porque iba directo a la yugular. Una Inglaterra sucia, pesimista y muy brutal. Los protagonistas de esta serie representan a sectores en concreto de la juventud, hippies, punkies, pijos, anarquistas... Precisamente este último, interpretado por Rik Mayall uno de los creadores de la serie (y que luego haría otra serie de culto como La pareja basura) , era un ferviente anti-tacherista. Y la serie era emitida por la BBC. ¿A alguien más la de envidia? Sugiero a quién vea The Young Ones por primera vez que no se informe mucho de la serie. Que no vea imágenes, ni busque información... Que simplemente se deje llevar por este ciclón radical y excesivo que es The Young Ones. Así es esta serie. Te arrastra contigo y sin saber porqué y de qué acabas riendo en el salón de tu casa viendo lo absurda que puede ser Inglaterra, los ingleses, Margaret Thatcher...y sus jóvenes, claro. 

10 abril 2009

Ian Curtis contra Ian Curtis

- Control - (Anton Corbijn, 2007)



Hace unos años salía del cine entusiasmado. La razón es lo mucho que había disfrutado de la película 24 hour party people. Un amigo mío que también había visto el film quiso frenar mi euforia. Esta persona se mostraba indignada por el tratamiento superficial y frívolo que el film de Winterbottom daba al personaje de Ian Curtis. Aunque no estaba del todo de acuerdo con él entiendo que el líder de Joy Division se merecía una película que de verdad supiera adentrar en su mundo. Creo que mi amigo estará satisfecho con Control.

Ian Curtis no es un personaje sencillo. La música de Joy Division tampoco. Como no lo es ni Inglaterra ni Manchester. Por eso no podemos exigirle a Control que sea una película completamente accesible. Anton Corbijn ofrece uno de los trabajos más increíbles en cuanto a tratamiento de la imagen que yo he visto en los últimos años. Un blanco y negro cuidado hasta el extremo. Una belleza oscura acompaña cada fotograma de Control. Toda para llevarnos al mundo de Ian Curtis. O más bien intentarlo porque es un mundo impenetrable.

El biopic es el biopic y ni siquiera el tandem Corbijn-Curtis puede evitarlo. A veces da la sensación de que vemos partes de la vida de Ian Curtis y Joy División sin profundizar mucho en ellas. Las imágenes son poderosas pero, a veces, parece que le cuesta llegar más halla de esa “belleza oscura” que he dicho antes. Pero la cosa no siempre es así y mejora. Poco a poco un (extraordinario) Sam Riley se hace con el papel y desaparece el actor para volver a encontrarnos con Ian Curtis. Sólo hay que ver las actuaciones del grupo (¡aleluya las canciones están subtituladas!) para infundirnos una especie de escalofrio. ¡Ian Curtis ha resucitado!

El camino elegido por Anton Corbijn es quizá el único que podía tomar. Mostrarnos a Ian Curtis, su mirada, su corte de pelo...y dejar que nosotros mismos sepamos entender su continua insatisfacción con su matrimonio, con su amante, con la música, con el mundo... Su lucha contra él mismo. Anton Corbjin ha hecho la película que había que hacer sobre Ian Curtis, con sus errores y aristas. Por eso hay que seguirle la pista a este director. Siempre y cuando sus películas no tarden varios años en estrenarse como ha pasado con esta Control

. El cordero del sacrificio (Diego A. Manrique, El País)


. Nunca es tarde si la peli es buena (Álvaro Vega Rico, Cinematical)

05 abril 2009

Finales de cine:¡Olvídate de mí! El amor, esa mierda necesaria



Hay parejas que se conocen de jóvenes y se enamoran. Y se aman durante toda la vida, la madurez, la vejez... Con sus crisis, sus problemas pero el amor y el respeto siempre permanece. He dicho que las hay pero no nos engañemos son tan escasas que son prácticamente ciencia ficción. La realidad es que el amor, que suele empezar como algo ilusionante y novedoso, acaba convirtiéndose en una montaña rusa de reproches y dolor. Aun así el ser humano sigue cayendo. No se conforma en vivir de la amistad y el sexo. Quiere amor aunque eso suponga toneladas de dolor. ¿No es absurdo? Pocas veces se ha reflejado tan bién esta locura como en el fantástico final de ¡Olvídate de mí!
¡Olvídate de mí! no es sólo la obra maestra de un genio como Michel Gondry. No es únicamente una de las obras más brillantes y (casi) perfectas que ha surgido en los últimos veinte años. Es una de las historias que mejor ha reflejado lo que es el amor. Olvidándose de postales románticas, parejas cogidas de la mano y lugares comunes. Gondry se junto con otro genio como es el guionista Charlie Kaufman para hablar de lo que es la relación de pareja. Una lucha constante entre dos personalidades que se quieren pero que no quiere desaparecer tras la palabra pareja. Y una contradicción. El ser humano evita el dolor pero aun así va de cabeza a por él, enrolándose en aventuras románticas.

Jim Carrey y Kate Winslet escuchan atentamente en una grabación su futuro como pareja. Saben lo que va a pasar. Una relación llena de reproches, mentiras, decepciones y dolor. Conocen el lugar y el día donde va a explosionar la bomba. Y deciden ir a ese sitio. De cabeza y a ciegas ¿Por qué? Es mejor enamorarse y sufrir, sentir algo, que simplemente no sentir nada. Aunque acabes tirandote los trastos a la cabeza, o convertido en un “muerto cenante” (así se define en el film a las parejas que acaban sumidas en el aburrimiento). Porque entre esa marabunta de decepción siempre habrá algún momento, por pequeño que sea, que habrá merecido la pena. Por eso Jim Carrey y Kate Winslet deciden tirar para delante. Saben que van a acabar mal pero, ¿no acaban así todas las parejas? ¿Por qué no intentarlo?

¡Olvídate de mí! ejerce una demoledora y acertada visión de lo que es el amor y las relaciones de pareja. Pocas veces nadie dijo la verdad de manera más cruda y, a la vez, hermosa. Porque la realidad es que el amor es como la política. Muchas veces da asco pero, de momento, no hemos inventado nada mejor.