25 noviembre 2010

/ VR29 / Quentin Tarantino

Icono pop. Director con un talento fuera de lo común. Actor mediocre. Ególatra insoportable. Famoso vocacional. Genio. Genio. Genio. Pocos directores en la historia del cine han logrado que se hable de ellos con tanta pasión (para bien o para mal). Quentin Tarantino ha logrado sobrevivir a si mismo y a ser “el director de Pulp Fiction”. Sin perder su marca personal el director ha logrado superar todas las barreras que había entorno a él y construir una filmografía tan sólida como personal. Para hablar de su figura y, especialmente, de las sensaciones que dejan sus películas estarán en Vivir Rodando los imprescindibles, José Carlos Lledó y Patricio Vidal (creadores del mítico espacio El bueno, el feo y el malo). El genio y la furia de Tarantino en el programa 29 de Vivir Rodando.



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18 noviembre 2010

Música de cine: Scott Walker: 30 Century Man. El artista buscándose (y encontrándose) a si mismo

Hay un momento que no debe pasar desapercibido del documental Scott Walker: 30 Century Man. Se ve como en un reportaje televisivo de los 60 los Walker Brothers responden a las típicas preguntas que se les suele hacer a los grupos de música de moda. Dos de los miembros del grupo (Gary Leeds y John Maus) responden tonterias vagas o superficiales sobre lo que para ellos es la musica. Luego llega el momento de hablar a un joven Scott Walker que se sincera explicando que no le interesan ni el éxito ni la fama sino “hacer buena música”. A otro personaje podriamos ponerle la etiqueta de falso o pedante. Pero no a Scott Walker. Hablamos del hombre que paso de la efímera fama adolescente y dejo de ser un beatle para convertirse en uno de los mayores artistas musicales del siglo XX.

El documental de Stephen Kijak , Scott Walker: 30 Century Man (que coge el titulo de la que puede ser la canción más popular del músico) no intenta descubrir quien es Scott Walker. Es más, el principio de la cinta asume que ese reto es imposible. David Bowie (productor del film) se encarga de dejarlo bien claro: “nadie sabe quien es Scott Walker”. Scott Walker: 30 Century Man sirve como una brillante y excelente guia de lo que ha sido la carrera de un artista que lucho por encontrarse a si mismo en todo lo que hacia. A si mismo aunque fuera por medio de otros. Tras descubrir a Jacques Brel gracias a ligarse a una conejita de Playboy hizo que el artista francés fuera una continuación de si mismo. Las adaptaciones de las canciones de Brel eran tan perfectas que lograron superar, en algunos casos, a las originales. Oyendo la profunda voz de Walker podemos sentir que canta como si fuera la última vez que iba a hacerlo.



Stephen Kijak no quiere respuestas. Constata lo increíble del fracaso de un disco tan espectacular como el Scott 4. Antes Walker habia parido en apenas tres años obras magnas como Scott, Scott 2 y Scott 3. Luego llegó Scott 4 y la desaparición. No hay respuestas. Porque lo que viene después es tan grande que no hay que pararse en misterios paranormales. Tras diversos intentos de reaparición .... le dedica una buena parte del metraje al último Scott Walker. El que tarda años en poder parir una nueva obra (recordemos, en tres años había realizado los cuatro Scott). Eso si unos discos distintos, más cercanos a la opera que a la cultura pop. Obras definitivas y rompedoras como son Tilt o The drift (y en medio la banda sonora para la película Pola X de Leos Carax). Kijak tiene el lujo de meterse en el estudio de grabación de Walker para ver como funciona un artista que ya no tiene que rendir cuentas con nadie. Durante la última parte del documental vemos a Walker (un tipo bastante normal, alejado del topicazo de artista torturado) haciendo todo lo posible por sacar el sonido que quiere. Ya sea haciendo que el percusionista Alasdair Malloy golpee un costillar de cerdo de una manera determinada para sacar el sonido que quiere o bien rasgando su voz hasta los más profundo de su alma. Lejos quedan los Walker Brothers. Incluso Scott 3 o Scott 4. Sólo está Scott Walker. Por fortuna el documental Scott Walker: 30 Century Man se aleja de retratos psicológicos banales. Es una oda a la libertad del artista para hacer lo que siente en cada momento. Y si ese artista es Scott Walker todos nos beneficiamos.