14 agosto 2015

Trainwreck:
Judd Apatow no quiere crecer


This is 40 (Si fuera fácil) dejó un sabor agridulce. No por la calidad de la película sino porque parecía que Judd Apatow había hecho una películas más para si mismo que para los demás. Aun así, ese retrato del microcosmos apatowiano, tiene muchas papeletas para que el tiempo la convierta en una obra mayor como le ocurrió a Funny People (la obra maestra del director). A todo esto nos llega Trainwreck (Y de repente tú) para comprobar por donde van a ir la carrera del cómico estadounidense. Y ahí es donde Judd Apatow vuelve a demostrar ese olfato casi infalible que le ha llevado a ser un creador tan brillante tanto en la dirección como en la producción. Porque la unión de fuerzas con Amy Schumer en esta película ha hecho que su mundo se expanda de una manera inimaginable.

 • Dos cómicos, una idea. Una vez acabada Trainwreck uno puede sorprenderse al ver en los títulos de crédito a Amy Schumer como guionista. Antes de ahondar en este tema echemos un vistazo a la crítica que hace Antonio Trashorras de la película en el último número de la revista Fotogramas: “aguda e hilarante muestra de cómo mezclar singularidad creativa y pericia artesanal, esta no es, insisto, la versión femenina de anteriores incursiones de Apatow en el charco de la inmadurez afectiva y el patetismo de la post juventud, sino la primera plasmación fílmica del talento de Schumer para metabolizar estos temas”. Trashorras habla claramente de una película de Schumer con Apatow como artesano o guía espiritual. Obviamente no se pretende llevar la contra a alguien que sabe tanto como Trashorras, pero sí que es cierto que Trainwreck respira a Apatow por sus cuatro costados. Lo que si es cierto es que tras abrir las puertas de su casa en This is 40 el director necesitaba una especie de escudo que le protegiera para su siguiente película. Y nada mejor que una presencia tan fuerte y talentosa como Amy Schumer. La actriz ya escribió el guión en clave Apatow con lo cual esa confluencia del humor ha resultado fácil y satisfactoria tanto para ellos como para el público. Pero, ¿por qué es una película puramente Judd Apatow?

 • Apatow no quiere crecer. El director vuelve a poner sobre la mesa el gran tema que preside su cine: personajes que se enfrentan ante el drama (o comedia) de tener que crecer / madurar. En esta ocasión tenemos a la Amy (Amy Schumer) enemiga de la monogamia y con una vida supuestamente desordenada. Quizá esta Amy no es la “versión femenina de anteriores incursiones de Apatow en el charco de la inmadurez afectiva” como diria Antonio Trashorras. No lo es porque la Schumer tiene suficiente talento y, sobre todo, mucha personalidad para modelar un personaje único y diferente. Pero no quiere decir que esta Amy tenga rastros de otros ‘héroes’ apatowianos como su miedo a un mundo que le obliga a dar unos desagradables pasos adelante. 

Aunque ahora junte fuerzas con Amy Schumer el director Judd Apatow no cambia su forma de hacer cine sólo que ahora se convierte en un poco más humano y cálido

• Extra Apatow. Aviso a admiradores y detractores del director norteamericano: Trainwreck tiene todas esas cosas que amáis u odias de cine. Apatow vuelve a rodar una película sin mirar el reloj. Trainwreck dura casi dos horas y en ella encontramos esos largas escenas dialogadas que aparentemente (sólo aparentemente) no aportan gran cosa a la trama. ¿Trama? ¿Cuál es la trama de Trainwreck? Una chica que encuentra el amor de su vida, lo pierde, lo recupera... No mucho más ya que en ningún momento pierde su condición de película romántica. Una película de Apatow vuelve a ser una especie de rara avis en la cinematografía actual. En Trainwreck importa tanto cuando interactúan los personajes principales que cuando lo hacen los secundarios. Le importa tanto la secuencia clave de la película como una aparentemente trivial. Apatow no tiene prisa. Deja que los personajes se explayen y, sobre todo, que los actores se luzcan.  Por ello los personajes de sus películas nos parecen tan cercanos. Porque en la vida real no hay un corten como parece no haberlo en Trainwreck, This is 40 o Funny People.

• Director urbano de la palabra. En Trainwreck hay un breve y maravilloso momento donde Judd Apatow reformula la famosa escena del Manhattan de Woody Allen en clave sexual. Eso nos lleva a pensar en estos dos cineastas de la palabra. Digan lo que digan Allen sigue siendo brillante. Ahí tenemos Blue Jasmine, Conocerás al hombre de tus sueños o Midnight in Paris para corroborarlo. La diferencia es que mientras Allen nos mira desde arriba Apatow prefiere hacerlo desde el suelo. No voy a decir que sea un director social pero sí que es un director empático. Y para muestra un botón... o mejor dicho un actor. Un fantastico Bill Hader hace un colosal trabajo desde la simple naturalidad con que afronta su personaje. Algo que recuerda al Paul Rudd de This is 40. Pero ese trabajo natural sólo podría surgir en una película Apatow donde sus personajes respiran una verdad que es muy difícil encontrar no sólo en el cine norteamericano. Apatow no es mejor ni peor que Allen, en realidad son muy diferentes, pero si que uno tiene un tono de calidez y cercanía que al otro le puede faltar....o no quiere tener.

Las películas de Judd Apatow tienen tanto a lo que agarrarse que es el tiempo el que dictaminará su lugar en la filmografía del director y productor. Si Trainwwreck será una película mayor o menor o si será principalmente recordada por el huracán Amy Schumer lo sabremos dentro de unos años. Lo que si está claro es que tiene motivos de sobra para recomendarla: las estupendas apariciones de John Cena y LeBron James, sus referencias deportivas, una visión del amor tan romántica como realista, Daniel Radcliffe paseando a perrosBrie Larson (siempre Brie Larson), Tilda Swinton recordándonos a  la jefa que siempre odiaremos,  la química entre Amy Schumer y Bill Hader... y por el trabajo de Judd Apatow. Ese director que, como sus personajes, se niega a crecer y adaptarse al mundo para poder seguir haciendo sus películas. Divertidas, brillantes, humanas y excesivas.
 

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