19 octubre 2015

48 Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya:
Top Sitges 2015


Ayer finalizó la 48 edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya. Antes de publicar el clásico podcast-resumen de lo que fue el Festival de Sitges pongo aquí un top (en orden alfabético) de las películas que más gustaron/interesaron del certamen. Como todos los que han ido a Sitges saben cada uno tiene su propio festival. El solapamiento de horarios, la agenda personal de cada uno y mil historias más hacen que uno tenga que sacrificar películas, a priori, interesantes. Por eso no aparecen Bone Tomahawk, I Am a Hero, The Witch, The Gift, Victoria, Elstree 1976, La dame dans l'auto avec des lunettes et un fusil, Last days in the Desert…entre otras que (lamentablemente) fueron "sacrificadas". También pudieron estar otras películas que sí que pude ver y me parecieron interesantes como Experimenter, The Visit, Cosmos, Dark Star: HR Giger’s World o Near Death Experience. Y, a partir de hoy, el Festival de Sitges se encamina con velocidad espacial hacia su próxima edición que estará dedicada a Star Trek. Y con un ojo puesto en el año 2017: en esa fecha el festival celebrará su 50 aniversario.

Anabel  (Antonio Trashorras)

Los que hace cuatro años disfrutamos de El callejón esperábamos con ganas algo nuevo de Trashorras. Y no decepcionó. Aunque aparentemente los proyectos no se parecen en nada sí que tienen algo en común: el amor (y la sabiduría) que desprende por el cine de género. Con una estupenda fotografía en blanco y negro, Anabel es un thriller asfixiante, de ecos polanskianos  y minimalista donde Trashorras hace mucho con poco. También es importante el buen trabajo del trío protagonistas: Ana de Armas (musa trashorriana), Rocío León y un soberbio Enrique Villén. Anabel confirma dos realidades: lo actorazo que es Enrique Villén y que el director que mejor partido le saca a Ana de Armas es Antonio Trashorras.

Anomalisa  (Duke Johson, Charlie Kaufman)

Es imposible no disfrutar del magnifico trabajo en stop motion en Anomalisa. De su ambientación, de ese hotel tan moderno como frío, de esa pesadilla que sufre el protagonista... Es muy difícil no aplaudir el emocionante trabajo de Jennifer Jason Leigh como la Anomalisa del título. En la forma Anomalisa es una película impecable. El problema es que todo la película gira en torno a los problemas del personaje de Michael Stone (doblado por David Thewlis). Y es un personaje que acaba siendo demasiado irritante y caprichoso para sentir cualquier tipo de empatía por él. Por eso mientras avanza la trama uno se maravilla por el entorno de Anomalisa, pero le resulta difícil entrar en su corazón. Cuestión de piel que diría uno que yo me sé.

Belladona of Sadness / Kanashimi no Belladonna  (Eiichi Yamamoto)

La recuperación de esta película animación japonesa de 1973 fue uno de los grandes eventos del Festival. Los que estamos acostumbrados a un tipo de animación más estándar disfrutamos con esta película mágica y diferente. Erótica, dura y femenina.

Green Room  (Jeremy Saulnier)

Después de una película redonda como Blue Ruin había ganas de hincarle el diente a lo nuevo de Jeremy Saulnier. Y el examen lo pasó con nota. Jeremy Saulnier demostró ser un director con estilo y temáticas propias. En especial volvió a demostrar lo bien que sabe manejar la tensión en sus historias. Green Room, si la comparamos Blue Ruin, es una película menos redonda y más ligera. Pero, aun así, es igualmente disfrutable. E Imogen Poots como nazi también nos puede. 

High-Rise  (Ben Wheatley)

El pase de High-Rise en Sitges fue todo un acontecimiento. No en vano la sala Tramuntana se convirtió en un lugar parecido al edificio donde ¿convive? Robert Laing con sus vecinos. La película es una adaptación casi perfecta de la novela J.G. Ballard. Retro y sucia, el largometraje de Ben Wheatley sigue perfectamente el camino de salvajismo y barbarie de los protagonistas ballardianos. Quizá el único problema es que la adaptación de Wheatley / Jump parece demasiado pegada a la novela de Ballard y no quiera volar por si sola. A lo mejor el único problema de High-Rise es que es demasiado perfecta. Aunque eso no debería ser un problema.

• Love  (Gaspar Noé)

Las dudas que se levantaron con el nuevo proyecto de Gaspar Noé en Cannes se disiparon a su llegada a Sitges. Love habla, como pocas películas, de la ternura y los problemas que surgen cuando aparece el amor en escena. En Love el sexo (explicito) forma parte importante del lenguaje íntimo de una pareja que se ama, odia y sufre. Aunque cuando Love pierde esa intimidad no resulta tan interesante, sigue siendo un espectáculo para los sentidos. Aomy Muyock, una de las sensaciones del festival.

• Love & Peace  (Sion Sono)

El director Sion Sono ha creado una película infantil que casi es un cuento navideño que podría haber rodado un Spielberg sin miedo al ridículo. Preciosa, triste y asombrosamente bien construida, Love & Peace está hecha para derribar los corazones más duros por medio de una personaje para la historia reciente: la tortuga Pikadon. Mala señal si no echas una lagrimita (o varias) en la alucinante travesía de Love & Peace. Quizás, para el que escribe, la película del festival.

Macbeth  (Justin Kurzel)

Poderoso el trabajo de Justin Kurzel en esta adaptación de la obra de Shakespeare. De una hermosa crudeza, Kurzel no se refugia solo en la postal sino que las imágenes se convierten en clave para la narración. Todo esto beneficiado por una magnifico reparto comandado por un colosal Michael Fassbender. Buenas manos para poner la adaptación de Assassin's Creed. ¿Repetirá este trío (Fassbender, Cotillard, Kurzel) en la próxima edición del Festival de Sitges?

The Assassin / Nie yin niang  (Hou Hsiao-Hsien)

The Assassin llegó al Auditori una tarde lluviosa. Un aviso para navegantes ya que para disfrutar la película había que verla con calma. Hermosa, serena y detallista (esos trajes y decorados) la película de Hou Hsiao-Hsien se disfruta desde la (supuesta) paz de la butaca de un cine. Sin cuestionarse mucho más sobre el argumento o quién mata a quién. Sólo dejarse llevar por esa especie de violencia sentimental y fugaz que inunda la película.

The Invitation  (Karyn Kusama)

La película consenso del festival. Cuando el largometraje de Karyn Kusama ganó el premio a la mejor película apenas hubo quejas (si es que las hubo). Y es bastante normal dado que en la cinta Kusama sabe cómo manejar la tensión de la película haciéndola crecer y decrecer a su antojo. Otro podría haber convertido la cinta en un desastre que no es. Pero no es una película redonda. Como otras películas de personas en una casa adolece de intentar construir unos personajes secundarios interesantes y de , a veces, intentar construir una tensión demasiado artificial. Pero son detalles sin importancia en una película sin bajones de ritmo que se disfruta de principio a fin.

Youth  (Paolo Sorrentino)

Era complicado que una película como Youth no se luciera en la gran pantalla del Auditori del Festival de Sitges. Allí podían lucir las imágenes de Sorrentino o resonar la música de Mark Kolezek de una forma merecidamente espectacular. Aunque eso es indiscutible luego está el resto. En Youth conviven reflexiones interesantes sobre el paso del tiempo con otras más peregrinas. Youth tenía momentos sublimes de gran belleza con otros algo ridículos. Pero en la duda siempre se impone lo positivo. Ya veremos cómo afronta el paso del tiempo la película de Sorrentino. Eso será otra historia.

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