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Paco León ha insistido en que esta nueva Carmina y amén es más ambiciosa que su debut cinematográfico. Aunque es cierto uno considera su segunda película más un paso a un lado que un paso adelante. Lo cual ni mucho menos es negativo. A pesar de que narrativamente tiene un anclaje donde agarrarse (la muerte del marido) Carmina y amén sigue con el esquema de mostrarnos la vida de Carmina a través de diversas secuencias donde interactúa con otros personajes. León es más ambicioso en saber crear un microcosmos que vaya más allá del dueto Carmina Barrios / María León mostrándonos una serie de personajes a los que conocemos perfectamente gracias a dos o tres trazos. Eso es mérito del olfato de Paco León y del talento de Estefanía de los Santos, Mari Paz Sayago o Teresa Casanova. Mención aparte merece Yolanda Ramos que nos regala junto con Carmina Barrios una formidable secuencia de conversación nocturna que destila humor y humanidad por los cuatro costados. También es curioso que Carmina y amén siendo aparentemente más ambiciosa sea en realidad una película más íntima. Primero porque Paco León centra toda la película en las cuatro paredes del hogar (la cocina más bien) de Carmina. Y segundo porque la película está más apoyada en el diálogo (brillante) de todo el universo femenino que llena Carmina y amén. Un universo femenino tan grande que a veces se echa en falta más de ese personaje bordado por María León y que quizá merecería una película propia. Aun así esta segunda película de León tiene el principal acierto en tener un mirada más reposada y aguda sin parece que el director tenga ninguna presión por el éxito de la primera Carmina. Y quizá ese sea su principal triunfo. La Carmina de Paco León sigue siendo Carmina aunque en el camino haya premios, crítica o modelos de distribución.
Ahora Carmina se aprende el papel de Carmina. Ahora todo es ficción y Carmina no es más que una actriz. Brutal, feroz e inabordable, pero actriz. Y Paco León no ofrece otra cosa que una comedia: divertida, resuelta y brillante, pero comedia
La facilidad con la que el equipo técnico envuelve este canto a vivir al día, a considerar la muerte como un punto final natural que ha de aceptarse con dolor y desparpajo, hace que su ajustado metraje vuele ante el espectador superando la percepción de la propuesta como algo pasajero y anecdótico
Carmina y amén se revela, inesperadamente, no sólo una comedia rociada con veneno, sino triste, desencantada, pesimista
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