06 febrero 2015

América nos sigue fallando



 Foxcatcher
 
 Una película de Bennett Miller | Estados Unidos | 134 minutos


©VértigoFilms
Hace unos años Bennett Miller dirigió una rara avis dentro del cine de deportes. Moneyball era una película ‘seria’ y detallista sobre el mundo del deporte profesional que eliminaba cualquier rasgo de glamour artificial que tenían otras películas del género. Foxcatcher viene a confirmar la idea de que a Bennett Miller no le van las tonterías. Basado en una historia real, sobre la enfermiza relación que el millonario John Du Pont tuvo con los atletas olímpicos (y protegidos suyos) David y Mark Schutlz, podía ser carne de película por la tarde en cualquier cadena televisiva. Pero ya he dicho que a Bennett Miller no le van las tonterías. Desde el primer al último Foxcatcher huele a peligro. Con un ritmo aparentemente pausado (en realidad la película pasa en un suspiro) la película logra crear un ambiente opresivo y casi terrorífico donde el horror se encuentra en las propias debilidades del ser humano: sumisión, soledad, incomunicación, miedo y una ambición malentendida. Porque, al igual que la recién etrenada Nightcrawler, tuerce su mirada para hablar de la ambición y del éxito desde una perspectiva oscura y casi diabólica. Y en eso entra la lectura política y económica (términos que van de la mano) de Foxcatcher sobre como el poder establecido intenta comprar con influencia y dinero todo lo que no puede obtener por si mismo. Ya sea medallas de oro, voluntades o, incluso, amor. O por lo menos una especie de amor. Y esa es la parte más terrorífica de la película.

Si es gracias a Bennett Miller el poder de fascinación de Foxcatcher no se puede obviar el trio actoral. Steve Carell, a pesar del handicap del maquillaje, compone con una gran economía de gestos un personaje entre patético y diabólico. Mark Ruffalo vuelve a demostrar que es uno de los actores más solventes del panorama norteamericano. Compone el personaje más humano y a la vez el más trágico de Foxcatcher. Caso aparte es Channing Tatum. En la carrera por festivales y premios han sonado los nombres de Carell, Miller y Ruffalo ninguneando al que es el principal pilar de la película. Tatum muestra toda la debilidad, tristeza y soledad del ser humano sólo con la utilización de la mirada y el cuerpo. Algo que le viene de perlas a una película extraña como Foxcatcher. Una película incomoda y sobria donde los fuegos artificiales los ponen las miserias humanas.    





● El don de la mímesis (SensaCine | Violeta Kovacsis)

A partir de tonos suaves y de silencios, Foxcatcher logra erigirse en una película eminentemente oscura, aparentemente inofensiva pero terriblemente perturbadora

● El declive del imperio americano  (Sergio de Benito | Cinema Ad Hoc)

Puede afirmarse sin rodeos que, finalmente, Miller logra ejecutar la enésima versión de esa poética del perdedor que con tanta insistencia parece estar explorando el cine norteamericano reciente. Si bien cierto regodeo en su férreo clasicismo impide que hablemos de una película brillante, Foxcatcher confirma la existencia de un talento capaz de brindar una obra magistral en un futuro a medio plazo

● La poética del silencio (Javier Ocaña | El País)

Sin necesidad de contar demasiado, digamos que hay deporte, un campeón olímpico de lucha y un millonario benefactor. Pero Miller opta por un angustioso drama existencialista en el que nunca se ofrecen respuestas y sí una atmósfera de terror moral, donde el reverso tenebroso del sueño americano se articula por medio de la megalomanía, el desamparo social y familiar, y el más oscuro y tétrico de los deseos

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