Mostrando entradas con la etiqueta Will Gluck. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Will Gluck. Mostrar todas las entradas

23 septiembre 2011

Química sin compromiso


Con derecho a roce 
(Will Gluck 2011)

Tras el estupendo trabajo que Will Gluck realizó en Rumores y mentiras se esperaba con interés esta segunda aventura llamada Con derecho a roce. Y la valoración, a grandes rasgos, es positiva. Al igual que su primera película Con derecho a roce es un trabajo con ritmo, colorista, irónicos y cuidados diálogos y un tratamiento más adulto que el resto de comedias norteamericanas al uso. En este trabajo tan neoyorquino hay mucho de esa comedia urbana y emocional que se realizan en La Gran Manzana y del que Gluck saca su parte más florida y, porqué no decirlo, pija pero no por ello menos interesante. Sin ser exagerado no hay tanta distancia en esta Con derecho a roce de algunas de las películas urbanas de Woody Allen donde se hablaba de las relaciones de pareja.

Si Rumores y mentiras funcionaba en parte gracias a el torrente interpretativo de la interpretación de Emma Stone aquí Con derecho a roce juega gran parte de su baza en la química de Justin Timberlake y Mila Kunis. Y la cosa funciona. Tanto en las escenas de cama (geniales los primeros encuentros en Timberlake y Kunis) como en sus parloteos los dos son creíbles en sus papeles de pijos, guapos, triunfadores pero con heridas que evitan que sus personajes caigan en el estereotipo. Con derecho a roce pasa de puntillas por temas tan interesantes como la falta de valores, el miedo a quemar etapas en vida o la pérdida del ser querido sin ahondar mucho en ello quizá porque a Gluck le faltan galones para ir más allá. También es una pena que el director no sepa rematar del todo su película en un final acelerado y sin la pizca de picardía que tiene el resto de la película. Aun asi Gluck sale endemne del reto de su tercera película y dejando el follamiguismo como ese gran mito desconocido.

. Clooney como modelo (Javier Ocaña, El País)

Aunque un tanto histérica (las cancioncillas de fondo no paran), la película se ve con cierto regocijo mientras mantiene su juguetona efervescencia, pero en cuanto surge el amor todo se hace más convencional y rutinario

. La busqueda de la satisfacción (José Arce, La Butaca)

Más dulce que ácida, más angelical que humana ─incluso las escenas sexuales pecan de un excesivo remilgo carnal que choca frontalmente con los frescos enfrentamientos dialécticos de los amantes─, una propuesta que encuentra estimables aportes aislados, sí, pero que se diluyen en un global desilusionante

. Guerra de sexos (Sergi Sánchez, La Razón)

La película, que debería titularse «¿Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor?», propone el mismo esquema que los clásicos que pretende deconstruir. Que a estas alturas se nos insista en que un hombre y una mujer que quieran ser amigos siempre acabarán en la cama resulta un poco irritante

06 diciembre 2010

Wikileaks de instituto

 - Rumores y mentiras - (Will Gluck, 2010)

Reconozcamos que el instituto es una de las época más inútiles que uno ha de pasar en la vida. Educativamente nula uno debe rezar por no olvidar lo aprendido en el colegio y esperar que pase pronto unos años que nadie te va a devolver. Will Gluck retrata con acierto y brillantez lo que es la vida en esa jungla llamada instituto. Sabedor que la vida allí no deja de ser una guerra para que tu moral no acabe siendo muy dañada. Gluck coloca el high school como si de una embajada estadounidense se tratara. Un nido de víboras lleno de mentiras y falsedades donde la verdad no tiene ninguna importancia. Rumores y mentiras es una brillante actualización de los mejores momentos de la carrera de John Hughes (que tiene un bonito homenaje en la cinta). A los mismos complejos adolescentes les suma elementos como el fanatismo religioso (hola Tea Party) o el nuevo lenguaje choni cuya comprensión empieza a ser importante para sobrevivir en ciertos ambientes. Y todo estos elementos Gluck los maneja con colorido y, como dice el personaje de Patricia Clarkson, mucho sentido del humor.

Y no se pueden nombrar las bondades de Rumores y mentiras sin hablar de Emma Stone. Seguramente sin su concurso la película de Will Gluck no llegaría a volar tan alto. En un papel complicado que podía caer en la autocomplecencia pero no llega ni a rozarla. Con un carisma a prueba de bombas y a pesar de su juventud Watson ofrece un one woman show ofreciendo una interpretación divertida, irónica y muy carismática. Es verdad que como toda película adolescente cae en errores. Momentos dramáticos previsibles o personajes metidos con calzador (el personaje de Penn Badgley) para que la trama pueda llegar a su fin. Pero son errores perdonables en una película que con cerebro, carisma e ironía ha logrado ser una de las sorpresas de este año.

. Arroba escarlata (Javier Ocaña, El País)

Rumores y mentiras, inspirada en La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne, recupera la práctica no solo con sorna, estilo visual e infinita gracia, sino también como una estupenda radiografía del puritanismo que invade ciertos sectores de los actuales Estados Unidos

. Encantada de conèixer-se (Nando Salvà, El Periódico)

Però tot i els mandrosos paral·lelismes de la història amb La lletra escarlata, el seu sarcasme i la seva autoconsciència, els seus diàlegs espavilats -quin mal exemple va donar Diablo Cody- i les referències a John Hughes i altres icones de la comèdia teen dels 80, Rumores y mentiras no és ni la meitat de divertida o intel·ligent del que creu