Siempre he oído decir que a Billy Wilder le forzaron a que El apartamento tuviera un final feliz. Vamos, que Fran Kubelik (Shirley MacLaine ) acabara con C.C. Baxter (Jack Lemmon ). Y Billy Wilder cumplió el trato...en parte. Que me maten si El apartamento tiene un completo y rotundo final feliz. No es así y por eso esta obra es tan absolutamente genial y una de las pocas películas perfectas de la historia del cine.
Veamos tenemos a un personaje rotunda y completamente enamorado (Baxter) de una increíble mujer (Kubelik). Y ese personaje, en Nochevieja, le confiesa su amor. Y ella...sólo quiere jugar a las cartas. Wilder entendió que una película con tanta amargura y soledad como El apartamento no podía acabar con un final acaramelado y falso. Contrastaría con la cruda realidad que nos enseña la obra.
Un hombre enamorado acaba con la mujer de sus sueños, la srta. Kubelik. Pero esa mujer está con Baxter por una mezcla de sentimientos como la pena (hacía él) o la soledad (que tiene ella). Por eso ella no puede decir un “te quiero”, sólo puede repartir cartas. No sabemos por cuanto tiempo podrá engañarse a sí misma y a C.C. Baxter, Fran Kubelik. Y no sabemos cuanto tiempo Baxter podrá engañarse a sí mismo pensando que Fran Kubelik la quiere. Quizá acepten que es un trato que les conviene a los dos y esten muchos años juntos. O quizá Kubelik acabe enamorándose del bueno de Baxter. No lo sabemos. Sólo conocemos que Wilder realizó de un final feliz, uno agridulce. Un final “casi” perfecto.
Veamos tenemos a un personaje rotunda y completamente enamorado (Baxter) de una increíble mujer (Kubelik). Y ese personaje, en Nochevieja, le confiesa su amor. Y ella...sólo quiere jugar a las cartas. Wilder entendió que una película con tanta amargura y soledad como El apartamento no podía acabar con un final acaramelado y falso. Contrastaría con la cruda realidad que nos enseña la obra.
Un hombre enamorado acaba con la mujer de sus sueños, la srta. Kubelik. Pero esa mujer está con Baxter por una mezcla de sentimientos como la pena (hacía él) o la soledad (que tiene ella). Por eso ella no puede decir un “te quiero”, sólo puede repartir cartas. No sabemos por cuanto tiempo podrá engañarse a sí misma y a C.C. Baxter, Fran Kubelik. Y no sabemos cuanto tiempo Baxter podrá engañarse a sí mismo pensando que Fran Kubelik la quiere. Quizá acepten que es un trato que les conviene a los dos y esten muchos años juntos. O quizá Kubelik acabe enamorándose del bueno de Baxter. No lo sabemos. Sólo conocemos que Wilder realizó de un final feliz, uno agridulce. Un final “casi” perfecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario