Cuando Clint Eastwood estrenó su díptico sobre la batalla de Iwo Jima que formaban Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima , todo el mundo se quedó con la segunda. La estupenda visión japonesa que era Cartas desde Iwo Jima se llevó la atención del público y, sobre todo, la crítica. Cartas se llevó los premios, las nominaciones al Oscar... No obstante era una visión más poética y cinematográfica de la batalla. Banderas de nuestros padres quedó relegada a un segundo plano sufriendo la ignorancia del mismo público y crítica que ensalzaba a Cartas desde Iwo Jima.
Esa situación es una terrible injusticia que seguramente el tiempo compensará. Cartas desde Iwo Jima es una maravilla, perfectamente realizada pero para hablar de GUERRA hay que mirar a Banderas de nuestros padres. El primer film que dirigió Eastwood sobre Iwo Jima habla de lo que es la guerra de verdad, dentro y fuera del campo de batalla. Las escenas de la lucha en la isla son magnificas y veraces pero donde se libra la verdadera lucha es fuera de la isla japonesa. Eastwood narra con una sinceridad devastadora la estupidez que es la lucha armada. Y lo hace sin demagogias ni prejuicios. Muestra una sociedad absurda que vanagloria a unos soldados que izaron una bandera mientras olvida al resto que está luchando. Clint Eastwood nos enseña lo que es la guerra de verdad, unos dirigentes que jamás ponen en peligro sus vidas manejas las vidas de unos pobres chicos que sólo intentas sobrevivir. Y sobre todo pone en tela de juicio el heroísmo. Como el mundo nos impone unos héroes, nos dice a quien y cómo debemos admirar a una persona. La manipulación vergonzosa que sufren los soldados de la bandera es la que sufre la población civil día a día. Y Eastwood lo hace a pecho descubierto, con una amargura sin fin. Por eso la película fracasó. Era demasiado amarga y sincera con temas tan delicados como el heroísmo y la guerra. El tiempo descubrirá esta gran obra, no por ser dura en sus escenas de batalla sino por ser implacable en el juicio a nuestra sociedad.
La película se abre con la frase: “Muchos imbéciles dicen saber lo que es la guerra. Especialmente quienes no han estado en ninguna” Un homenaje a una gran imbécil de nuestros días, Sarah Palin .
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