Uno tiene que asumir que Torrente nunca volverá a ser como la magnífica El brazo tonto de la ley. Un Santiago Segura muy inteligente ha sabido que las secuelas torrentianas sean perfectas (y respetables) maquinas de consumo que calan en gran parte del pueblo español. Y menospreciarlas por eso sería un error grave. Torrente 4: Lethal Crisis (Crisis Letal) ni es una película improvisada ni hecha a marchas forzadas. Da la impresión que Segura aprendió de su fallida tercera parte (hasta el público se dio cuenta) y ha construido una película que, con sus errores, no hace demasiadas aguas y se muestra sólida. En el inicio de Torrente 4: Letal Crisis (Crisis Letal) vemos todo el diccionario torrentiano, cameos (algunos afortunados otros menos), sexo, grosería, patetismo y buenos chistes. Pero también vemos el retrato de un personaje desagradable metido en un mundo que no entiende a pesar de ser igual de rancio que él.
En Torrente 4: Lethal Crisis (Crisis Letal) vuelve a mostrar a España ante un espejo deformado. Y haciéndolo nuestro país se ve como es en parte y como no queremos mirarlo. Segura tiene la valentía de jugar con fuego haciendo que gran parte del país se ría (o se indigne) colocándoles en el extremo del precipicio. En un momento dado Torrente pregunta a un preso, ¿tú eres vasco? Entonces te gusta la violencia. Y permite que la gente se ria, no haga nada o salga huyendo del cine. Si un cineasta sólo pensará en la taquilla (acusación burda) no se atrevería a tremendo riesgo. Es verdad que luego Torrente 4: Lethal Crisis (Crisis Letal) hay demasiada escatología que sobra y no todas las partes funcionan igual. Pero si uno mira bien ve las cosas positivas que tiene la cinta. Hay alegrías como lo bien que funciona Kiko Rivera o la agradable sorpresa de Yon González retomando al Gabino Diego de la segunda parte. Además entre pedo y teta uno puede disfrutar de acertados homenajes al Woody Allen de Toma el dinero y corre o al Vértigo de Hitchcock (obra de Roque Baños). Se ría o no uno Torrente habla de un país extraño que lucha por buscar su camino en una época difícil. Y que, como Torrente, suele buscar en la basura para sobrevivir.
. Caspa radioactiva (Noel Ceballos, Cine 365)
Con los hermanos Farrelly cómodamente apoltronados y John Waters inactivo, Segura se revela como auténtico gran apóstol esa cosa tan catártica e imprescindible que llamamos Humor de Mal Gusto
. El perro trufero de Santiago Segura (Pascual Serrano, Cuarto Poder)
Porque eso es Torrente 4, lethal crisis, una montaña de basura en tres dimensiones sin guión, sin dirección y sin interpretación que explota una fórmula agotada a base de chistes escatológicos y racistas, apariciones fugaces de famosetes de medio pelo y pelo entero
. Espíritu nacional (con lamparones) (Jordi Costa, El País)
En Torrente 4, Segura parece un Oliver Hardy del Lado Oscuro retratado en agresiva y supurante alta definición.
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