06 agosto 2012

En tierra conocida


Prometheus
(Ridley Scott 2012)

Ridley Scott dirigió seguidas y en espacio de tres años dos obras fundamentales no sólo de la ciencia ficción sino de la historia del cine en general como Alien y Blade Runner. A partir de ahí Scott fue señalado como uno de los grandes en mayúsculas ya que con esas dos obras su sola presencia en las enciclopedias sobre el séptimo arte era inevitable. Todo ello era quizá una presión y una losa excesivas para lo que queria Ridley Scott. Después de esos hitos la carrera del cineasta británico ha sido tan exitosa en términos comerciales como cuestionable en otros. Obras de factura visual impecable pero con una tendencia a lo irregular u olvidable que hacía que algunos pensaran que el talento se lo había quedado el más honesto Tony Scott. Por eso Prometheus tiene algo de llamada de socorro. Ridley Scott vuelve al genero que más alegrias le (nos) había dado desde todas los planos existentes, la ciencia ficción. Además ser un proyecto emparentado, de una manera u otra, con su Alien significaba un reto no sólo para el Scott director / artista sino con el genio de sus dos primeras obras.

Primero habría que dejar claro que el proyecto Prometheus no pretende engañar a nadie. Aspira como un buen blockbuster a romper las taquillas del mundo entero. Pero también es cierto que hay en ella rasgos de cine grande para que el aficionado quede por completo satisfecho. No es gratuito el homenaje que se brinda al principio a Lawrence de Arabia, la obra maestra de David Lean, que combinaba el espectáculo cinematográfico a lo grande con el estudio psicológico más sutil como nadie lo ha hecho. Prometheus no llega a los niveles de la película de Lean pero combina un gran espectáculo de naves estratosféricas y paisajes inquietantes con pequeños y elegantes detalles que hacen que la película se escape de los subrayados del cine de Ridley Scott. Volver a terreno conocido ha hecho que Scott se sienta como si uno volviera a casa sin prisa para hacer las cosas y sabiendo el terreno que pisa. Por ello Prometheus es una película que controla a la perfección los estallidos de furia (la soberbia escena del aborto) con los contemplativos (Michael Fassbender descubriendo la nave). Scott hace que nos volvamos a encontrar con los diseños de H.R. Giger, que la Prometheus se convierta en la añorada Nostromo y que el robot David (perfecto Fassbender) sea un perfecto e inquietante cruce entre el Ian Holm de Alien y el Lance Henriksen de Aliens . Todo ello en una mezcla perfecta entre la modernidad y/o novedad y el recuerdo de la mejor ciencia ficción. Porque en Prometheus vemos a Alien pero también encontramos a Planeta prohibido o Ultimátum a la tierra

Prometheus combina a la perfección la elegancia con la furia demostrando que Ridley Scott se siente más a gusto en el mundo de la ciencia ficción que en otros a los que ha viajado con anterioridad

En realidad Prometheus no deja de ser una película de eliminación al uso. Una tripulación intergaláctica que  es eliminada uno a uno por un algo desconocido como una especie de castigo a la raza humana. Todo ello enmarcado en una trama sobre el origen del ser humano donde se mezclan darwinismo, creacionismo y fe religiosa y que resulta más interesante que lo uno podía creer al principio de ver el film. Y emparentada con el otro blockbuster del año (El caballero oscuro: La leyenda renace) el guión tiene unos cimientos donde los agujeros son bastante visibles pero en esta ocasión más perdonables por esa magia de la buena ciencia ficción de creer lo imposible. Lo más seguro es que Prometheus no acabe siendo un clásico rotundo de la ciencia ficción por algunas concesiones molestas e innecesarias de la película como algunos personajes más flojos (el de Idris Elba) y algunos momentos más atropellados. Aunque estos últimos son escasos ya que Prometheus transcurre como una inquietante y fascinante balsa de aceite donde todo lo que pasa tiene su sentido y su sensibilidad (científica). Prometheus es un placer porque saca (casi) todo el partido al talento de Ridley Scott en un espectáculo tan elegante como visceral de ciencia ficción donde el espectador se vuelve un creyente más.


OPINIONES

> Prometheus para dummies (Cristian Campos, Jot Down)

Un soufflé visualmente arrollador y de atmósferas soberbias pero que esconde en su interior el más insondable de los vacíos. Ceniza pura. Prometheus es una película que se pretende lovecraftiana y que aspira a pronunciar la última palabra en el terreno del horror cósmico. Pero eso es lo que era Alien. Aquí el único horror cósmico que se intuye es el de la misma Prometheus. Y Lindelof es su Azathoth

 > Ciencia ficción canónica (Jordi Battle Caminal, La Vanguardia)

Elegantísima en puesta en escena, planificación, timing, iluminación e iconografías (descaradamente kubrickianas en muchos pasajes); en lo visual, hechizo puro

> El creador hostil (Joaquín R. Fernández, La Butaca)

A pesar de las imperfecciones de su guion, la película resulta amena y presenta numerosos pasajes de gran calidad. Ello se debe a la sólida puesta en escena de su director y al buen hacer de varios de sus intérpretes.

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