14 diciembre 2008

Joyas a reivindicar: Un final made in Hollywood. Ensayo sobre la ceguera hollywoodiense

Tras la prodigiosa Acordes y desacuerdos (¡vaya interpretación de Samantha Morton!) las películas de Woody Allen entraron (o están) en una época extraña. Seguían siendo muy interesantes pero se dedicaban a dar bandazos sin lograr ser completamente redondas. Ahí están la aburrida Granujas de medio pelo, la simpática La maldición del escorpión de Jade, la interesante (pero algo sobrevalorada) Match Point... Y por ahí pulula una película rara y extravagante que tiene más cosas de las que en un principio parece, Un final made in Hollywood.

Un final made in Hollywood tiene una genial premisa. Un director, conocido por sus extravagancias, se queda ciego temporalmente mientras rueda la película que debe relanzar su carrera. Para evitar que lo despidan decide ocultar este hecho rodando la película completamente ciego. Cuando la vi por primera vez pensé que Allen había desaprovechado esta estupenda historia. Viéndola de casualidad uno de estos días, me he dado cuenta que hay más en el film. Bajo su apariencia de comedia ligera (hay momentos realmente divertidos) Allen reflexiona sobre lo que es el cine. El de Hollywood, el de autor, el suyo...

El cine se ha convertido en una pose en si misma. En Un final made in Hollywood se contratan directores de fotografía asiáticos por razones “artísticas”, las jóvenes actrices intentan acostarse con los directores, los productores sólo buscan la taquilla... El que controla todos estos tópicos hollywoodienses en el film es una persona ciega. Y nadie se da cuenta. Simplemente porque el cine se ha convertido en una maquina industrial donde el artista o el creador no importa. Ya se dice en la película: “¿Qué más da que estés ciego? ¿No ves las películas qué se hacen actualmente?” Además Un final made in Hollywood tiene en su final uno de los más divertidos ataques que se han hecho contra la industria cinematográfica norteamericana. El director tras haber rodado una película desastrosa sólo encuentra consuelo en el gran recibimiento que tiene en Francia, donde se convierte en un film de culto. Por supuesto inmediatamente se va a vivir allí. ¿Es un ataque contra la industria cinematográfica norteamericana? ¿O se ríe de nuestra Europa que a veces tiene ganas de ser la más cool, moderna y pedante?

Un final made in Hollywood no es redonda. No es Zelig, ni Días de radio, ni ninguna de las redondas obras allenianas. Tiene errores clamorosos. Su reparto (¿Téa Leoni, Debra Messing y Tifanny Thiessen en la misma película?) o como la película se desinfla poco a poco. Pero esa irregularidad le da al film un aire interesante. Un final made in Hollywood habla del mismo Woody Allen en el cine USA actual. Un autor ciego que no sabe por donde pisar, ni que camino tomar. En la película Allen emigra al final a Francia. En la vida real lo hizo (de forma parcial) a Inglaterra y España. Un final made in Hollywood es Woody Allen.
Y si no os convencen los argumentos siempre podéis acudir a las perlas allenianas. Un final made in Hollywood tiene una de las mejores. "Hablar es el precio que hay que pagar para llegar al sexo". Grande Woody.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece el mejor Woody de esa época rara de comienzos del siglo XXI. Más crítica y aguda que "La maldición del escorpión de Jade" o más regular que "Granujas de medio pelo".

La película es una crítica feroz al sistema de producción hollywoodiense y es verdad que gana a visionados. Gran final que resume perfectamente la sensación de un director que teme que el público esté alejándose de él (cosa que después se ha demostrado que no) y, eso si, es en su reparto donde me da la sensación que falla. Acostumbrado Woody a rodearse de muy buenos actores creo que los que le acompañan no son los más adecuados para unos personajes que al final quedan de mera comparsa. Seguramente una de las películas de Woody en las que la descripción de personajes falla más.

Raúl Cornejo (Vivir Rodando) dijo...

Lo del reparto clama al cielo. Es verdad Téa Leoni y Debra Messing son dos cómicas muy respetadas en USA...pero no las soporto. Sus dos series famosas (La cruda realidad y Will & Grace) son insoportables. Y ellas están horribles en las dos. Thiessen está para lo que está, enseñar pechuga...cosa que yo agradezco, que conste. Creo que esta película unos años atrás y con otro reparto estaría entre las obras maestras allenianas.

Anónimo dijo...

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