Hay actores cuyo principal mérito no es sólo ser buen actor sino tener un carisma que arrastra al espectador hacia su interpretación. Y ese carisma va más allá de cualquier técnica interpretativa o de la calidad de los trabajos en los que participa sino que es algo innato que se lleva en la sangre. Es obvio que uno de estos ejemplos en el panorama actual es Ricardo Darín. Porque si un actor que no forma parte del star system hollywoodiense atrae e hipnotiza al público español ya sea ahciendo cine, teatro o una simple entrevista es que tiene algo especial. Por eso Un cuento chino es la clase de película donde si el actor protagonista no fuera el que es la película no existiria.
Sencilla comedia dramática, Un cuento chino no enamora ya que bajo su ligereza no hay mucho más donde se pueda rascar. Cierto es que, al revés que otras del mismo corte, Sebastián Borensztein no desespera alargando ciertas situaciones sentimentaloides por otra parte previsibles (la ruptura de la vitrina de la madre). En su falta de pretensiones está lo mejor y lo peor de la película. Porque suena forzado el intento de lograr vinculos de sufrimiento y perdidas entre los dos personajes protagonistas. También se podría decir que el personaje hosco, maniático, con heridas del pasado pero buena personaje es un personaje bombón para Darín. En realidad el actor argentino tiene el talento suficiente para esquivar los maniqueísmos del personajes convirtiéndolo en alguien real. En Un cuento chino vemos el porqué un actor es una estrella, cuando supera todos los obstáculos que tiene. Incluidos los de su propia película.
. Lo que cayó del cielo (José Arce, La Butaca)
No se olvida la autocrítica social e institucional intrínseca a buena parte de la cinematografía argentina, de manera que lo simbólico y lo material conviven con naturalidad en este cuento presidido por un Darín capaz de arrancar carcajadas con su férrea claridad y de aportar carácter a un papel con un fondo y un pasado más interesantes a medida que se desarrolla
. ¿Os gusta Ricardo Darín? (Sergi Sánchez, Canal TCM)
Se ha hablado de Amélie como modelo, sobre todo por los desvíos surrealistas que a veces amenizan la trama. Lamentablemente a Borenzstein le falta la imaginación de Jean-Pierre Jeunet. Sólo Darín hace posible que la película se aguante con una cierta dignidad. La dignidad de los que se saben imprescindibles
. Un cuento argentino (Martín Ipa, La mirada encendida)
Película de voluntad aleccionadora, portadora de un “mensaje” de alcance existencial, Un cuento chino comienza a fallar a medida que se intenta tomar en serio a sí misma: el humor discreto del inicio (que intenta evitar la ridiculización grosera del personaje chino, aunque sea retratado como un niño) virará, hacia el último tercio, en un tono denso y culposo, que debe recurrir a la Guerra de Malvinas para justificarse a sí misma y al personaje
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